El imperio Murdoch se tambalea por el escándalo de los pinchazos telefónicos
- El magnate tiene que salir a la palestra para condenar las escuchas
- Su mano derecha en Reino Unido está directamente implicada
- Las conexiones de la trama llegan a Downing Street y la Policía
- La oposición pide que se suspenda su operación multimillonaria
- Los anunciantes empiezan a retirar publicidad
Una simple noticia en el tabloide News of the World sobre una lesión de rodilla del príncipe Guillermo en 2005 ha terminado seis años después la mayor crisis a la que se enfrenta el principal conglometado mediático del mundo, en el centro del huracán por uno de los mayores escándalos periodísticos de Reino Unido: los pinchazos telefónicos a personalidades y ciudadanos anónimos para conseguir información privilegiada al precio que sea.
La información sobre el príncipe levantó por primera vez las sospechas sobre los métodos del rotativo, hasta el punto que su especialista en Casa Real y un detective privado fueron condenados en 2007, pero la Policía decidió no seguir investigando.
Sin embargo, a finales de 2010 nuevas revelaciones periodísticas mostraron que las escuchas eran más generalizadas de lo que se pensaba, hasta el punto que políticos como el viceprimer ministro con Tony Blair, John Prescott, o actores y actrices como Gwyneth Paltrow o Jude Law fueron en algún momento víctima de los pinchazos.
La lista de afectados se amplió a personalidades como el propio Blair y la duquesa de Cambridge, Catalina Middleton.
El nuevo escándalo provocó la reapertura de la investigación y la caída en desgracia de Andy Coulson, jefe de prensa del primer ministro británico, David Cameron, que era el editor de News of the World en aquella época.
Sin embargo, la revelación de que las escuchas llegaron hasta 2002 y que se centraron no solo en personalidades sino también en ciudadanos anónimos como las víctimas del 7-J o incluso menores que habían sido secuestrados y asesinados, como Milly Dowler, han dado el caso una dimensión ética, judicial, política e incluso económica desconocida hasta ahora.
El papel de News Corporation
En el centro del mapa, el propio Rupert Murdoch, uno de los hombres más poderosos y ricos del mundo, que ha labrado una extensa red de contactos políticos y económicos en Reino Unido que están a punto de tambalearse.
Como mejor prueba, la decisión en cadena de los anunciantes de dejar de estar en News of the World. Primero fue Ford, luego el banco Halifax y luego le han seguido Virgin Holidays, The Co-operative Group, Vauxhall y Mitsubishi.
Otras compañías que actualmente no tienen publicadad contratada con el tabloide, como Coca-Cola, Easyjet o McDonalds, han asegurado que se replantearán futuras colaboraciones en el futuro a la luz de los acontecimientos.
Éstos son los principales protagonistas de la trama.
Rupert Murdoch, el todopoderoso magnate
La gravedad del caso se demuestra en el hecho de que el propio Murdoch ha tenido que emitir un comunicado sobre el escándalo.
"Las recientes acusaciones de pinchazos telefónicos y de hacer pagos a la Policía con respecto a News of the World son deplorables e inaceptables. Quiero dejar claro que nuestra compañía cooperará total y proactivamente con la Policía en todas las investigaciones", asegura el magnate australiano, que asegura que está comprometido para "resolver estos problemas totalmente y a tomar todos los pasos necesarios para evitar que se vuelvan a repetir de nuevo".
El conglomerado mediático de Murdoch es el mayor del mundo e incluye a la cadena Fox en Estados Unidos, un país en el que también posee el periódico The Wall Street Journal.
Pero sin duda la mayor influencia de News Corporation está en Reino Unido, donde tiene en sus manos los dos tabloides más poderosos, The Sun y News of the World, y el periódico The Times.
En las islas británicas, Murdoch tiene una continuada tradición de dar y quitar apoyos a políticos a través de sus medios con consiguiente efecto en las urnas.
Por ejemplo, la campaña de The Sun contra el laborista Neil Kinnock en 1992 hizo que perdiera contra pronóstico contra el conservador Mayor. Durante los gobiernos laboristas de Blair, News Corporation le dio su respaldo hasta que en una última estocada se lo quitó a Gordon Brown en la campaña de las elecciones legislativas de 2010.
Rebekah Brooks, su alumna aventajada
La directora ejecutiva de News International, el brazo británico de News Corporation es la protegida y mano derecha de Murdoch, que en su propio comunicado deja claro su respaldo hacia ella.
Brooks ha trabajado desde que tenía 20 años -ahora tiene 43- en el imperio Murdoch, donde ha sido editora del News of the World y The Sun hasta llegar a su cargo actual.
Su nombre hasta ahora había pasado desapercibido dentro del escándalo de las escuchas ilegales, pero el hallazgo de los pinchazos telefónicos a la menor Dowler han provocado que todos los focos se posen sobre ella.
Su compañía ha tratado de justificarle diciendo que en el momento de las escuchas se encontraba de viaje en Italia, pero la oposición laborista ya ha pedido su dimisión.
En un escrito a sus compañeros, Brooks ha dejado claro que es "inconcebible" que ella conociese el caso y que por ello no piensa dejar el cargo, algo que ya le han pedido los laboristas.
La jefa de News International es habitual visitante de la casa en Oxfordshire de David Cameron, con el que mantiene una buena relación.
Instado por Miliband a contestar si pedirá la dimisión de Brooks, el primer ministro británico se ha limitado a decir que todos los que trabajan en el conglomerado deben hacer profundas reflexiones sobre su trabajo.
Andy Coulson, el contacto con Downing Street
Este periodista con fama de buscador a toda costa de la exclusiva, fue el sucesor de Brooks al frente de News of the World y bajo su dirección se hicieron los pinchazos telefónicos a la Casa Real y a diversas personalidades.
Las últimas revelaciones incluso apuntan a que podría haber pedido que se realizasen escuchas telefónicas a las víctimas de los atentados de Londres en 2005, en lo que supone una vuelta de tuerca más en el caso.
Coulson dimitió de su cargo en News of the World en 2007 después de que uno de sus periodistas y un detective privado fuesen condenados por pinchar los telefónos de la Familia Real.
Posteriormente fue rehabilitado por el primer ministro británico, David Cameron, cuando era candidato del Partido Conservador, convirtiéndole en su principal asesor de comunicación y luego en su jefe de prensa en Downing Street.
En un giro radical en su postura, Cameron ha reconocido ante la Cámara de los Comunes este miércoles que confiar en Coulson fue un "catastrófico error de juicio".
Coulson tuvo que dimitir a comienzos de año de su cargo después de que se confirmase que el caso de la Familia Real británica no era ni mucho menos aislado y que él probablemente lo sabía -e incluso lo fomentaba.
David Cameron, el 'premier' en apuros
El primer ministro británico se ha encontrado sin quererlo en el ojo del huracán debido a sus lazos con Poulson y también con Brooks, pero también por la coincidencia con su decisión sobre la operación de compra de Murdoch de la la mayor plataforma digital de pago, BSkyB, en una operación valorada en 15.000 millones de dólares.
La decisión final sobre si afecta a la pluralidad y a la libre competencia la operación la tenía en principio el Departamento de Comercio, gestionado por el liberal-demócrata Vince Cable, pero unas grabaciones en las que confesaba que haría todo lo que estuviese en su mano contra Murdoch le quitó la decisión.
Ahora está en manos del ministro de Cultura y Medios de Comunicación, Jeremy Hunt, que tendrá que dar su dictamen la próxima semana.
La oposición laborista ya ha pedido al ejecutivo que se posponga la decisión y que ésta esté en manos de Competencia, algo a lo que Cameron se ha negado al considerar que su ejecutivo ha respetado hasta ahora la legalidad en el proceso.
En un intento por separar ambos ámbitos, el primer ministro ha anunciado que abrirá una investigación sobre la ética de los tabloides británicos y el papel de la Policía en todo este asunto.
Además, se ha distanciado de Poulson y Brooks y ha calificado como "espantoso" tanto el pinchazo telefónico a la niña Dowler como a las víctimas del 7-J.
Glenn Mulcaire, el detective que sabía demasiado
Convertido en el principal foco de la investigación policial, Mulcaire es el centro de la trama, ya que ha estado presente en todas las tramas de escuchas detectadas por la Policía.
Primer, fue condenado a seis meses de prisión en enero de 2007 junto al periodista de Casa Real Clive Goodman por haber interceptado ilegalmente cientos de mensajes de voz de tres miembros del equipo de Buckingham Palace.
Además, Mulcaire está condenado por interceptar mensajes de otras figuras públicas como el publicitas Max Clifford, el diputado liberal-demócrata Simon Hughes, y la actriz y modelo Elle McPherson.
En febrero, un juez determinó que Mulcaire había facilitado pruebas sobre la violación de la privacidad del comediante y actor Steve Coogan. Finalmente, en julio la Policía encontró en sus notas referencias al pinchazo del teléfono de la niña Dowler.
En una enigmática carta publicada el pasado martes por el diario The Guardian, Mulcaire pedía perdón a todos los que se hayan podido verse perjudicado por sus acciones y apuntaba sin mencionarlo directamente al grupo Murdoch de su trabajo al denunciar que se había visto sometido a una "presión sin descanso" para conseguir resultados por parte de News of the World.
La Policía metropolitana
En una última vuelta de tuerca del caso, correos electrónicos han mostrado que agentes de Policía recibieron miles de libras del News of the World para que dejaran de investigar los pinchazos telefónicos.
El jefe de la Policía Metropolitana, Paul Stephenson, ha asegurado que cualquier agente que haya recibido pagos "inapropiados" de News International se enfrentará a sanciones disciplinarias.
En su comunicado, Murdoch ha asegurado que las acusaciones de pago a la Policía por parte de News of the World son "deplorables e inaceptables".
Las miradas se centran en el encargado de la operación en 2006, Andy Hayman, que ha sido convocado por el comité de Interior de los Comunes para explicar "qué policía supo qué sobre News of the World en cada momento".
La investigación de Hayman concluyó que el caso del pinchazo a la Casa Real era aislado y la Policía Metropolitana se negó posteriormente a reabrir el caso.
Solo cuando las revelaciones periodísticas hicieron evidentes los pinchazos generalizados se abrió una nueva operación policial el pasado mes de enero, llamada Operación Weeting, que es la que ha sacado a la luz los nuevos hallazgos.
Diferentes parlamentarios han pedido una investigación independiente sobre el papel de la Policía y su relación con Murdoch estos años. El primer ministro Cameron ha apuntado a que una investigación separada de la de los medios de comunicación se centrará en el papel en este asunto de las fuerzas de seguridad.