Las claves para entender la cumbre donde se decide el futuro del euro
- Grecia originó la crisis y sigue lastrando la deuda de la eurozona
- Es crucial recapitalizar la banca y reforzar el fondo de rescate
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Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE-27, primero, y los líderes de los 17 países de la eurozona, después, se reúnen de nuevo para finalizar su plan integral anticrisis con la intención de resolver los problemas de la deuda soberana en el área de la moneda común. La hoja de ruta para salir de la crisis abarca cuatro cuestiones que van desde la crisis griega, a la recapitalización de la banca, el reforzamiento del fondo de rescate o la gobernanza económica.
Grecia: el origen de la crisis
El pasado viernes día 21 de octubre, el eurogrupo (los ministros de Finanzas de la zona euro) liberaron el sexto tramo de la ayuda a Grecia: 8.000 millones de euros correspondiente al primer rescate del país heleno. Ese mismo día comenzaron a revisar el segundo rescate, aprobado en la cumbre extraordinaria del 21 de julio, que ascendía a 159.000 millones de euros: de ellos 109.000 millones procedían de préstamos de la UE y del Fondo Monetario Internacional (FMI) y 50.000 millones, de los acreedores privados de deuda griega (banca y aseguradoras, principalmente).
La clave de la revisión es un aumento de la contribución del sector privado, que en verano aceptó condonar el 21% de la deuda griega a través de un programa de intercambio de bonos. Sin embargo, la troika determinó que la economía helena se había deteriorado tanto que los socios internacionales tendrían que aportar 252.000 millones de euros en ayudas hasta el fin de esta década (2020). La otra opción, que el sector privado aceptara más pérdidas.
Para reducir el nivel de deuda actual de Grecia hasta el 120% en 2020, que actualmente está en torno al 145% del PIB, la quita debería ser del 50% y se precisaría de unas ayudas de unos 114.000 millones de euros, mientras que para llegar hasta el 110% haría falta una quita del 60% y entonces bastaría con 109.000 millones. Los acreedores son reticentes a asumir tales pérdidas y han ofrecido, de momento, asumir un 40%.
Recapitalizar la banca
Los Estados miembros aceptaron este fin de semana el contenido de las recomendaciones de la Autoridad Bancaria Europea (ABE), que calculan que se necesitarán unos 100.000 millones de euros para recapitalizar a la gran banca sistémica en Europa (aquella que puede hacer caer al sistema financiero) para protegerla de las pérdidas y eventuales impagos que tendrán que asumir por su exposición a la deuda griega (y tal vez de otros países con problemas) y evitar así el contagio.
También elevaron, del 5% que se exigió en las pruebas de estrés del pasado julio al 9%, el requisito de capital de máxima calidad (Core Tier 1) para la banca después de valorar el impacto de deuda soberana, previsiblemente a precios de mercado. Este es el punto más problemático porque hasta ahora la deuda soberana se considera un activo sin ningún riesgo de impago. Si este punto se aprobara de esta manera, España aceptaría una quita de su deuda soberana inferior al 2%. Sin embargo, ese descuento, esa quita, solo sería hipotética.
La banca afectada tendrá que vender primero activos o acudir al mercado para financiarse y, si no pueden, podrán recurrir a la ayuda estatal. Solo en última instancia llegará al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). Y en ese caso si el euro está en juego.
Reforzar el fondo de rescate
El fondo temporal de rescate, creado el año pasado para rescatar a Portugal e Irlanda, tiene una capacidad efectiva de préstamo de 440.000 millones.
El FEEF no tiene la capacidad suficiente para rescatar o ayudar a economías más grandes, como Italia o España, por lo que se quiere aumentar su "artillería" pero sin incrementar las garantías, sin que los estados pongan más efectivo.
Por eso se ha decidido "apalancar" (elevar el grado de endeudamiento) el FEEF con la intención de generar una capacidad superior al billón de euros, según Alemania, aunque no se prevé que las conclusiones mencionen ninguna cifra.
Hay dos modelos sobre la mesa:
- El modelo de la aseguradora: garantiza un porcentaje de las emisiones de deuda de países vulnerables, como Italia y España, lo que daría confianza a los mercados, reduciría los costes de financiación de los Estados y animaría a inversores a comprar deuda. Lo negativo, según algunos expertos, es que estigmatizaría a estos países.
- El modelo del Vehículo de Propósitos Especiales: se pretende crear uno o varios vehículos especiales para atraer inversiones privadas y públicas -FMI, países emergentes, fondos soberanos e inversores privados- para aumentar los recursos a disposición del FEEF, y estos fondos adicionales servirán para otorgar créditos, para la recapitalización de los bancos y para la compra de bonos.
Los vehículos que se creen comprarían títulos de nueva emisión en el mercado primario u otros ya en circulación en el secundario. Estos se dividirían por riesgos en diferentes clases y los inversores podrán elegir entre los diferentes riesgos y primas. También en este caso el FEEF podrá garantizar parte del riesgo. Los dos modelos no son excluyentes y se podrían usar de forma combinado.
Gobernanza económica y crecimiento
Los líderes de toda la UE, además, tratan de acelerar las políticas de consolidación fiscal y presupuestaria pero sin condenar el crecimiento. Para ello se pretende implementar lo que ya se ha acordado en materia de servicios, la agenda digital, el comercio, la energía, etc.
Otro pilar es el fortalecimiento de la gobernanza económica para robustecer la planificación, la aplicación y la supervisión de las políticas macroeconómicas nacionales en la eurozona y endurecer las sanciones para el incumplimiento de los objetivos de déficit (3%) y de deuda (60%), todo basado en la estrategia comunitaria y el reforzamiento del papel de la Comisión y del Parlamento.
Los líderes estudian fortalecer todavía más la gobernanza económica y la disciplina fiscal, incluida la posibilidad de la UE de intervenir en los presupuestos nacionales e introducir cambios en los tratados.
Además se celebrarán dos veces al año cumbres de la eurozona y se estrechará la colaboración y el proceso de consultas entre los ministros de Finanzas de la zona euro, la Comisión y el Consejo.