El Reino Unido se queda fuera de un acuerdo intergubernamental de la UE
- Hungría rectifica y pide más tiempo para unirse al acuerdo
- Suecia y República Checa deben consultar antes a sus parlamentos
- Cameron dice que los términos eran "inaceptables" para Reino Unido
- Irlanda podría necesitar también la ratificación parlamentaria
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Los líderes de la Unión Europea han tenido que resignarse a aceptar una división para poder adoptar las nuevas normas sobre disciplina presupuestaria de la zona euro, ante la negativa del Reino Unido a participar con un acuerdo de toda la UE.
Tras una cena de jefes de Estado y de Gobierno que se alargó más de 10 horas, la reforma a 27 no ha podido acordarse y se ha reducido a un acuerdo intergubernamental de los 17 países que comparten la moneda común más aquellos que han querido sumarse al pacto fiscal.
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha anunciado que 26 países de la UE formarán parte del tratado intergubernamental para reforzar el euro, a excepción de Reino Unido que no está interesado, aunque el belga ha hecho un llamamiento a Londres para que se una al pacto fiscal.
Suecia y República Checa, deberán consultar antes a sus parlamentos. Hungría, en un principio se quedó fuera, pero luego ha pedido más tiempo. Irlanda también podría necesitar la ratificación parlamentaria.
Entre las medidas concretas acordadas se encuentran el acelerar un año la entrada en vigor del fondo de rescate permanente y dotar al FMI con 200.000 millones de euros para ayudar a países en crisis.
Control del déficit
La reunión ha logrado bastante rápido un pacto sobre disciplina presupuestaria, que consagra la "regla de oro" para que los países no tengan déficit estructurales anuales superiores al 0,5% del PIB, que además se incluirá en las constituciones de los países o en legislaciones equivalentes.
Sin embargo, la división llegó a la hora de ver qué marco legal se daba a ese acuerdo. El primer ministro británico, David Cameron, se erigió en protagonista -secundado por Hungría-, al exigir la inclusión de un protocolo para exonerar al Reino Unido de algunas normas sobre la regulación de los servicios financieros.
Los 17 países del euro y otros seis no miembros (Bulgaria, Dinamarca, Letonia, Lituania, Polonia y Rumanía) se mostraron dispuestos a unirse a ese acuerdo intergubernamental, mientras que Suecia y la República Checa pidieron realizar consultas con sus parlamentos o con socios de las coaliciones de gobierno.
Tanto la canciller alemana, Angela Merkel, como el presidente francés, Nicolás Sarkozy, principales impulsores de la reforma, se han mostrado satisfechos con el acuerdo, aunque lamentan el rechazo del Reino Unido. En la misma línea, Diego López Garrido considera que es mejor un acuerdo a 23 que nada.
Por su parte, el presidente del BCE, Mario Draghi, ha calificado de “muy bueno para la zona euro” el resultado tomado esta noche en Bruselas porque “es la base para un pacto monetario con más disciplina en las políticas económicas de los Estados miembros”.
Cameron: Los términos eran "inaceptables"
El primer ministro británico, David Cameron, ha justificado su rechazo al pacto en que las condiciones del nuevo tratado para reforzar la disciplina fiscal en la zona del euro eran "inaceptables" para la adhesión del Reino Unido, al no haberse aceptado salvaguardas especiales para el sistema financiero británico.
En una comparecencia posterior a la primera sesión del Consejo Europeo, Cameron se ha mostrado "feliz" de no pertenecer al euro. No obstante, ha deseado que los países de la zona del euro puedan "resolver sus problemas" y ha opinado que parte de los acuerdos adoptados pueden contribuir a ello.
También ha alertado de los riesgos para los que se quedan fuera de que el nuevo tratado vaya a contar con la participación de al menos 23 de los 27 países de la UE -todos menos británicos y húngaros, además de checos y suecos que deben consultar en sus respectivos parlamentos-. Por eso, ha adelantado que insistirán en que las instituciones de la UE "sigan siendo para 27 países".
Reino Unido y Suecia dejaban claro desde un principio que no querían participar en la reforma del Tratado. El primer ministro británico, David Cameron, comentaba que apoya el pacto fiscal de la eurozona, pero insistía en que pediría salvaguardas en una reforma del Tratado para proteger los intereses del Reino Unido y de su plaza financiera.
En una reunión previa a la cumbre, Sarkozy y Merkel ya dejaron claro al primer ministro británico que no aceptarían sus demandas y la alemana advertía de que acceder a las condiciones que plantea Cameron sería como "abrir la caja de Pandora" para que otros países reclamen también para sí otras excepciones.
La reforma a 27 chocaba también con la oposición de Suecia, cuyo primer ministro Fredrik Reinfeldt, comentaba al llegar a la cumbre que no cuenta con apoyos suficientes en su país para ratificar cambios en los Tratados. Finalmente, Suecia ha acordado consultar a su parlamento si es favorable a la adhesión.