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Obama comienza la lucha por la reelección en su tercer discurso del Estado de la Nación

  • Obama tiene varios retos por delante: la economía, el empleo y la reelección
  • Las últimas encuestas le dan solo un 43% de aprobación en su gestión

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El presidente Barack Obama habla durante la campaña electoral en Nueva York.
El presidente Barack Obama habla durante la campaña electoral en Nueva York.

El de hoy es el tercer discurso del Estado de la Nación del presidente Barack Obama. El pasado 20 de enero se cumplían tres años desde que tomó posesión, en aquella ceremonia de investidura frente a los miles de ciudadanos que desafiaron al frío en el Mall de Washington, para asistir al juramento del cuadragésimo cuarto presidente de los EE.UU.

Conquistó al mundo entero entonces. Pero la ilusión de aquel día se ha convertido tres años después en una larga lista de reproches y un escueto aprobado a la gestión de Obama al frente de la Casa Blanca.

La última encuesta de Gallup registra una media del 43% de aprobación para su tercer año de mandato, frente al 57% que alcanzó en 2009. La difícil situación económica ha pasado una cara factura a Obama. Para muchos no ha cumplido con lo prometido, la esperada recuperación no llega y el desempleo sigue oscilando en torno al 9% desde hace demasiado tiempo.

Pese a los recientes repuntes económicos en EE.UU., las encuestas siguen asegurando que no es suficiente, mientras el presidente Obama sigue pidiendo tiempo.

No soy un hombre perfecto. No soy un presidente perfecto. Pero os prometo esto y mantendré esta promesa: siempre os diré lo que pienso. Siempre diré cuál es mi posición, cuál es la verdad” decía Obama hace unos días en Chicago. “Si seguís adelante conmigo,  vamos a terminar lo que empezamos en 2008. No se puede renunciar, no ahora. Nosotros no nos rendimos ahora. Vamos a seguir luchando por el cambio que queremos“.

La lucha por la reelección

Obama también está en campaña electoral. Se juega la reelección el próximo 6 de noviembre. Y no lo tiene fácil. La economía es su gran enemigo. Y de momento, el único. Porque el campo de batalla republicano está demasiado agitado y algo disperso como para representar un serio peligro para el presidente Obama.

Pero aún estamos a casi diez meses de las elecciones, y en política, eso es una eternidad. Todo puede pasar.

Mientras tanto los asesores de Obama ya están tomando nota. Apuntan los trapos sucios que van revelando a lo largo de estas primarias los aspirantes republicanos a la presidencia. Mientras ellos se despedazan y muestran sus miserias, el presidente Obama ha estado redibujando su lado más amable. Le vimos hace unos días presentando su estrategia de turismo estadounidense en Disney World, “encantado de estar con el único líder mundial con las orejas más grandes que yo” decía posando con Mickey Mouse. Y el pasado fin de semana, decidió pisar el acelerador electoral, a ritmo de soul, arrancándose ante el maestro Al Green.

El discurso del Estado de la Unión es una de las armas políticas más poderosas de la presidencia. Al comenzar el año, ante las dos cámaras del Congreso y en horario de máxima audiencia, el presidente Obama hará balance esta noche del curso político pasado y de los retos a los que se enfrenta a lo largo de los próximos 12 meses. Y su gran reto es la economía. Y el empleo. Y la reelección.

Dice la tradición que ningún presidente ha conseguido llegar a un segundo mandato con un desempleo superior al 7%. Y si miramos de cerca las encuestas, los augurios son oscuros. Más de la mitad de los estadounidenses no aprueban la gestión de Obama, cuando estamos a diez meses de las elecciones.

Según Gallup, en este mismo punto, Eisenhower contaba con un 75% de apoyo. Nixon, con un 50%. Carter, un 53%. Reagan, 54%. Bush Sr, 51%. Clinton, 51%. Y George W. Bush tenía la aprobación del 58% de los ciudadanos.

Barack Obama no lo tiene fácil para la reelección. A su favor tiene, eso sí, que no ha cometido grandes errores. Que la inercia de voto favorece a quien está en el poder. Que muy pocos presidentes a lo largo de la historia lo han sido por un solo mandato. Y que la economía comienza a dar buenas señales, mínimas pero positivas. También le están haciendo un favor los republicanos. Muy pocos consideran posible que del entramado conservador actual, salga el candidato que arrebate la Casa Blanca al presidente Obama en las presidenciales del próximo 6 de noviembre.