Ólafur Ragnar Grímsson, un presidente polémico que quiere hacer historia en Islandia
- El político, de gran talento, acaba de conseguir una histórica quinta victoria
- En 1996 se presentó por primera vez como candidato a la presidencia
En sus setenta años de independencia, Islandia no ha tenido un presidente tan controvertido como Ólafur Ragnar Grímsson, un político con gran talento para amoldarse a las circunstancias, y que acaba de lograr una histórica quinta victoria.
De momento, ya iguala los 16 años en el cargo de su predecesora, Vigdís Finnnbogadóttir, primera mujer en ser elegida presidenta por votación democrática en el mundo, y tras su nuevo triunfo electoral en los comicios de este sábado podrá rebasar esa marca.
En su último discurso de Año Nuevo, había dicho que no se presentaría a sus terceras elecciones -en dos ocasiones fue elegido de forma automática al no tener contrincantes-, pero fue un movimiento táctico: quería ver con cuántos apoyos contaba después de una última legislatura polémica.
Caso Icesave
En dos ocasiones, en enero de 2010 y en febrero de 2011, ejerció el derecho a veto que le permite la Constitución para someter a referendo dos leyes del Parlamento para pagar a los Gobiernos británico y holandés el dinero adelantado a sus ahorradores tras la quiebra del banco islandés Icesave en octubre de 2008.
Las dos consultas resultaron en un rotundo "no" de la población a los acuerdos y le permitieron recuperar la popularidad a Ólafur Ragnar Grímsson, que ya había recurrido a ese veto en 2004 para frenar una nueva ley de medios, pero entonces no hubo referendo, porque el Gobierno acabó retirando el proyecto.
Su actuación en el "caso Icesave" ha polarizado a la población: para unos es un héroe que se enfrentó a la presión internacional contra Islandia y al Gobierno de izquierda, que ha perdido gran parte del apoyo que tenía hace tres años. Sus detractores consideran que ha excedido y mucho las funciones del presidente, una figura similar a la del rey en las democracias parlamentarias europeas, además de realizar un ejercicio de cinismo.
En los tiempos dorados de los empresarios islandeses, recorría el mundo en su apoyo y hablaba de una "nueva expansión vikinga". Su papel fue duramente criticado por el informe elaborado por la comisión parlamentaria que analizó el rol de las autoridades en la crisis, pero Ólafur Ragnar Grímsson sólo ha reconocido que se equivocó al confiar en las agencias de calificación, que daban altas notas a los bancos islandeses poco antes de que quebraran.
Esa habilidad para adaptarse a las circunstancias no es nueva en este astuto y veterano político de 69 años.
Formación y trayectoria
Tras su formación universitaria en Gran Bretaña, regresó a su país para fundar el departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Islandia a principios de la década de 1970, época en la que ya militaba en el centrista Partido del Progreso.
Con el centroizquierda fue diputado en 1974 y en 1975, y entre 1978 y 1983, con la Alianza por el Pueblo, un partido de inspiración socialdemócrata con el que ejerció de ministro de Finanzas (1988-1991).
Por entonces se le situaba en el ala izquierda del partido, lo que hizo que la primera vez que se presentó a presidente en 1996, la élite islandesa organizara una campaña contra él tachándolo de comunista, aunque luego se convertiría en su estrecho aliado.
Nunca antes ha tenido tantos rivales, de ahí que haya recurrido a su experiencia, acusando a su principal contrincante, Thóra Arnorsdóttir, de ser un "títere" de la primera ministra, que según él no le perdona su posición en el "caso Icesave".
Ha conseguido además que la cuestión del ingreso en la UE, del que es ferviente opositor como buena parte de la población, sea un tema central en la campaña, y se ha posicionado también contra la reforma del sistema de cuotas en la pesca, principal industria islandesa, buscando atraer a los votantes conservadores.
Casado en segundas nupcias y con dos hijos adultos de su primer matrimonio, Ólafur Ragnar Grímsson ha conseguido un quinto mandato histórico.