La OIT prevé que el paro global y la desigualdad en los ingresos aumenten en cinco años
- El paro mundial aumentará en tres millones en 2015 y en ocho hasta 2019
- Lo dice la OIT en Perspectivas laborales y sociales en el mundo 2015
- La bajada salarial en España y Grecia no mejora tanto la competitividad
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La Organización Internacional del Trabajo (OIT) prevé que las perspectivas laborales empeorarán a lo largo de los próximos cinco años y habrá más de 212 millones de parados en todo el mundo.
En concreto, el desempleo global aumentará en tres millones de personas en 2015 y en ocho millones durante los siguientes cuatro años, según el informe Perspectivas laborales y sociales en el mundo 2015.
A cierre de 2014 más de 201 millones de personas estaban desempleadas, 31 millones más que antes del estallido de la crisis en 2008.
El débil avance de la economía mundial no permite colmar las amplias brechas laborales y sociales que entrañan “considerables riesgos sociales y económicos”, denuncia la OIT.
La brecha global de empleo causada por la crisis sigue ampliándose. El número de puestos de trabajo perdidos desde el inicio de la crisis se sitúa en 61 millones. Si se incluye a las personas que se incorporarán al mercado laboral hasta 2019, para cerrar la brecha la OIT estima que será preciso crear 280 millones de empleos nuevos.
La situación laboral se deteriora en los emergentes
El informe refleja que la recuperación del empleo es desigual. En Japón, Estados Unidos y algunos países europeos, el paro está disminuyendo y en ocasiones recupera los niveles anteriores a la crisis. Mientras que en Europa meridional el desempleo baja lentamente y lo hace desde tasas excesivamente elevadas.
En cambio, la situación se está deteriorando en algunas regiones y economías de ingresos medianos y en desarrollo, como América Latina y el Caribe, China, Federación de Rusia y algunos países árabes.
La situación laboral no ha mejorado mucho en el África Subsahariana a pesar de registrar mejores resultados en el crecimiento de la economía. En la mayoría de esos países, la OIT prevé que el subempleo y el empleo informal se mantengan persistentemente altos durante los próximos cinco años.
La caída del precio del petróleo mejorará algo las perspectivas de empleo en los países importadores. No obstante, es poco probable que compense los efectos de una recuperación todavía frágil y desigual que no favorecerá a los exportadores de crudo.
El paro juvenil triplica el de los adultos
Los jóvenes, en particular las mujeres jóvenes, siguen viéndose afectadas por el desempleo de manera desproporcionada. En 2014, cerca de 74 millones de personas (de entre 15 y 24 años) buscaban trabajo. La tasa de desempleo de los jóvenes casi triplica la de los adultos.
El aumento del desempleo de los jóvenes es común a todas las regiones y prevalece a pesar de la mejora del nivel de educación, lo que fomenta el malestar social. Un descontento al que se suma el estancamiento en las mejoras en el empleo precario de países emergentes y en desarrollo.
El 45% del empleo mundial es precario
La OIT prevé que el empleo vulnerable se mantenga constante en torno al 45% del trabajo total durante los próximos dos años, en contraste con las reducciones observadas antes de la crisis.
El número de trabajadores con empleos precarios en el mundo ha aumentado en 27 millones desde 2012, y actualmente se cifra en 1.440 millones. El África Subsahariana y Asia Meridional registran más de la mitad del empleo vulnerable en el mundo, donde esa situación afecta a tres de cada cuatro trabajadores.
La OIT denuncia que se ha frenado el ritmo de reducción del número de trabajadores pobres. A finales de este decenio, según las previsiones, todavía uno de cada 14 trabajadores vivirá en condiciones de extrema pobreza.
Crece la desigualdad en los ingresos
Las desigualdades en los ingresos han aumentado, lo que retrasa la recuperación mundial de la economía y el empleo, según la OIT. En algunas economías avanzadas, las desigualdades en los ingresos han empeorado rápidamente después de la crisis y, en algunos casos, se acercan a los niveles registrados en algunas economías emergentes.
En economías en desarrollo y emergentes donde, en general, las desigualdades han venido disminuyendo, los niveles se mantienen elevados y el ritmo de mejora se reduce considerablemente.
La desigualdad ha crecido por la reducción durante los últimos años de los puestos de trabajo rutinarios que requieren estudios medios. En consecuencia, trabajadores relativamente formados que solían ocupar estos empleos se ven ahora obligados a competir por puestos de menor cualificación.
Las crecientes desigualdades han socavado asimismo la confianza en los gobiernos, que ha disminuido con particular celeridad en países del Oriente Medio y de África del Norte, aunque también en economías avanzadas, Asia Oriental y América Latina.
El malestar social ha aumentado progresivamente debido a la persistencia del desempleo y afecta especialmente a países que sufren tasas altas o rápidamente crecientes de paro juvenil.
Impulsar la inversión y la calidad del empleo
La OIT señala que ”este panorama turbulento puede cambiar si se abordan las principales deficiencias subyacentes” y apuesta por impulsar la demanda agregada y la inversión empresarial.
La organización insiste en que “los sistemas crediticios deben reorientarse para apoyar la economía real, en particular a las pequeñas empresas”. También llama a afrontar “con convicción las deficiencias de la zona euro y las crecientes desigualdades que deben abordarse con políticas del mercado de trabajo y fiscales bien diseñadas”.
La OIT sugiere abordar el paro juvenil, el desempleo de larga duración y el abandono del mercado de trabajo, sobre todo entre las mujeres. Para ello “es preciso emprender reformas del mercado de trabajo inclusivas con objeto de apoyar la participación, promover la calidad del empleo y actualizar la formación”.
Rebaja salarial en España y Grecia
A principios de la crisis, los países del sur de Europa disminuyeron la protección del empleo, debilitaron la negociación colectiva y redujeron los salarios mínimos para aumentar la competitividad, un objetivo logrado solo a medias, según el informe de la OIT.
Los salarios reales se han contraído en España en casi todos los sectores desde 2011. Los sueldos solo han mejorado en la industria extractiva, en el sector eléctrico y de forma muy marginal en el área artística y de entretenimiento. La contracción salarial ha sido particularmente marcada en el sector público español. Entre 2011 y 2013, los salarios reales disminuyeron un 4,2% en la sanidad, un 2,7% en la educación y un 2,3% en la administración pública.
Por otra parte, sectores económicos clave como el comercio mayorista y minorista, la actividad profesional y científica, el transporte y el almacenamiento registraron una caída del 1,5% en el salario real medio. La contracción salarial fue aún más aguda en Grecia, donde los salarios nominales cayeron un 5,6% de media en 2011, un 6,9% en 2012 y un 8% en 2013.
La rebaja salarial ha contribuido a acortar algunos de los diferenciales competitivos dentro de la zona euro gracias a la convergencia de los costes laborales unitarios. Sin embargo, esto no se traduce en una mejora de la competitividad exterior con el comercio o en la reasignación interna hacia sectores más productivos.
En Grecia, las exportaciones no experimentan mejoría y la producción aún se concentra en sectores de bajo valor agregado, mientras que en España las exportaciones se recuperan, pero el crecimiento de las empresas está estrangulado por la débil demanda interna, la restricción del crédito y la regulación del mercado productivo.