Y si el 'Brexit' gana, ¿qué relación habrá entre Reino Unido y la UE?
- Cualquier nuevo modelo, salvo el de la OMC, tiene que ser acordado con los 27
- Londres avisa que negociar tantos asuntos con tantos países “se prevé difícil”
- Lograr acceso al Mercado Único implicaría cumplir las normas sin hacerlas
- Entre los posibles modelos están el noruego, el suizo y el canadiense
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Aunque con frecuentes diferencias y disputas, Reino Unido forma parte de la UE desde hace 43 años y disfruta de la protección y ventajas de ser un miembro importante de la familia. Pero si los británicos deciden salir del club, el divorcio será largo y complicado y obligará a establecer un nuevo tipo de relaciones con la antigua familia, que podrían no ser amigables.
Como advierte el Gobierno británico en un informe presentado al Parlamento nacional (ver .PDF) sobre las alternativas que tendría el país una vez fuera de la Unión Europea, "Reino Unido no logrará elegir libremente su relación futura con la UE, ya que cualquier modelo excepto el marco básico de la Organización Mundial del Comercio (OMC), necesitaría ser negociado y acordado con los otros Estados miembros y aprobado por el Parlamento Europeo".
Ese sistema de negociar tantos asuntos con tantas partes diferentes, cada uno de los cuales defenderá sus intereses individuales, "se prevé difícil y podría implicar potenciales contrapartidas desagradables".
En la actualidad, "un status especial dentro de la UE"
Así, la conclusión principal de Londres es que "ningún modelo existente ahora fuera de la UE proporcionaría el mismo equilibrio entre ventajas e inconvenientes que los que Reino Unido consigue con su actual situación dentro de la UE, un status que es especial para el país y que se ha ido logrando desde su ingreso en 1973".
En ese informe, Londres destaca que el país cuenta en la actualidad con derechos plenos de voz y voto en todas las políticas, incluida la de definir las reglas de Mercado Único; un papel de liderazgo dentro del bloque; el cheque británico (un mecanismo que devuelve a Londres cada año parte de su contribución al Presupuesto comunitario); acceso completo al Mercado Único, el mayor del mundo, con más de 500 millones de consumidores; cooperación en asuntos de seguridad internacional como la lucha contra el terrorismo -aunque manteniendo la libertad de no participar en las medidas que no considere de interés nacional-, y la posibilidad de que los ciudadanos británicos vivan, trabajen y viajen libremente por toda la UE, pero manteniendo el derecho a actuar si considera que los europeos en su territorio están abusando de su sistema nacional de ayudas sociales.
A esto se añadiría lo conseguido por el primer ministro británico, David Cameron, en la cumbre de la UE de febrero pasado, compromisos de reforma que confirmarían y ampliarían el status especial de Reino Unido, según Londres.
Entre las concesiones prometidas por los otros 27 están un freno de emergencia para limitar el acceso de los trabajadores de la UE a los beneficios sociales británicos, una exclusión específica para el país en cualquier unión del bloque mayor a la actual, mayor poder de decisión del Parlamento nacional, "una relación más justa y transparente entre el euro y la libra, que refuerce la futura seguridad financiera" de los negocios británicos, y el compromiso de la UE para impulsar reformas que aumenten la competitividad del grupo, reduciendo la regulación sobre los negocios, extendiendo el Mercado Único en servicios, energía y mundo digital y cerrando acuerdos de libre comercio con las economías más dinámicas del mundo.
Pero si se sale del bloque europeo, esos compromisos no se lograrán y se perderá todo lo que se tiene en la actualidad.
Acceder al Mercado Único implicaría cumplir las normas sin hacerlas
En una nueva relación con la UE, la prioridad de Londres sería mantener el mayor acceso posible al Mercado Único europeo tanto en circulación de bienes, como de servicios y capitales. "Si lo queremos, tendríamos que aceptar las reglas del Mercado Único. Pero fuera de la UE, no tendríamos derecho a votar esas normas y un total acceso al Mercado Único, casi con toda seguridad, exigiría aceptar muchas obligaciones y costes de la pertenencia a la UE, incluyendo la libre circulación de personas y contribuciones sustanciales a programas y presupuesto comunitarios, sin tener ya el cheque británico, que perderíamos al salir de la UE", advierte el Gobierno de Cameron.
"La UE seguirá desarrollando sus reglas sin nosotros, que no podremos ya promover y proteger los intereses de las empresas británicas como lo hacemos ahora", destaca el informe.
Si se optase por un acuerdo bilateral de libre comercio, "no se tendrían las mismas obligaciones, pero las empresas británicas verían aumentados sus costes y reducido su acceso al Mercado Único en sectores clave como el de servicios, que supone el 80% de la economía de Reino Unido", explica Londres.
En ese marco -añade- , para mantener los derechos de los ciudadanos británicos que viven, trabajan o viajan a otros países de la UE, "se tendrían que aceptar acuerdos recíprocos con esos países".
Además, se perdería el acceso preferencial a los 53 mercados fuera de la UE con los que el bloque mantiene acuerdos de libre comercio. "Llevaría años negociar de nuevo y no habría ninguna garantía de que se lograsen las mismas condiciones de las que el país disfruta ahora", avisa el informe gubernamental.
De esta forma, Londres repasa pros y contras de los diferentes modelos de relación posibles con la Unión Europea una vez que el país saliese del bloque.
MODELO NORUEGO
- Dentro del Espacio Económico Europeo.
- Acceso considerable al Mercado Único, pero no en agricultura y pesca (el 64% de exportaciones de pescado británico y el 73% de las de verduras van a la UE), que estarían sujetas a aranceles. Se pueden imponer restricciones a los viajeros.
- Sin acceso a acuerdos comerciales con países terceros (como los de México, Sudáfrica, Corea del Sur y Canadá o los que se están negociando con EE.UU.).
- Exige control aduanero de productos y el cumplimiento de las reglas de origen (estas normas implican que, para beneficiarse de los gravámenes preferenciales negociados, las empresas exportadoras a la UE tienen que demostrar documentalmente que sus productos están hechos dentro del país y que una alta proporción de sus componentes proceden del país o de miembros de la UE para así poder beneficiarse de las tarifas preferenciales). Esto implica elevados costes administrativos. Según calculó en 2013 el Centre for Economic Policy Research, aplicar las normas de origen en las exportaciones de Reino Unido a UE costaría unos 3.000 millones de euros anuales a las empresas británicas.
- Implica una contribución significativa al presupuesto de la UE y a programas europeos, la aceptación de la libre circulación de personas (que implica el derecho a acceder a prestaciones de desempleo, enfermedad y vivienda, no se podría aplicar el freno al acceso a esas ayudas negociado por Cameron) y la aplicación de las normas comunitarias sin poder participar en su redacción. Noruega ha incorporado casi las tres cuartas partes de la legislación comunitaria, como las de competencia, ayudas de Estado, propiedad intelectual, así como las sociales, protección al consumidor y exigencias medioambientales. Sin participar en la elaboración de normas, las futuras leyes sobre finanzas o empresas que redacte la UE afectarían a Reino Unido sin que pudiera evitar potenciales perjuicios
- Fuera de una unión aduanera aumenta el coste a las manufacturas, especialmente de las que están integradas en cadenas globales de suministro, como es el caso de la automoción.
- No se contribuye a la Política Agrícola Común (PAC), pero Reino Unido tendría que sustituir los 3.500 millones de euros que recibe su sector agrícola de subsidios europeos.
MODELO DE ACUERDO BILATERAL
- Es el modelo de Suiza, Canadá o Turquía. Ninguno de esos países cuenta con acceso completo al Mercado Único, especialmente para el sector servicios (en el caso de Canadá es muy reducido, al igual que en agricultura). La negociación del acuerdo con Canadá -que es el más previsible para Reino Unido- ha llevado siete años.
- Si se quiere un elevado acceso al Mercado Único (como el que tiene Suiza, conseguido a través de más de 100 acuerdos sectoriales), hay que aplicar muchas normas comunitarias, aceptar la libre circulación de personas (con sus decisiones recientes sobre cuotas de inmigración, Suiza se arriesga a ver rotos sus acuerdos de acceso) y hacer algunas contribuciones al gasto de la UE. Estos acuerdos no incluyen el sistema del pasaporte para servicios financieros.
- No se puede recurrir a la Corte de Justicia Europea en caso de problemas de las empresas y sólo se puede acudir al sistema de arbitraje que establece cada acuerdo, lo que es más costoso, menos efectivo y necesita más tiempo.
- No existe un reconocimiento normativo como el interno de la UE. Ahora, las autoridades británicas comprueban si un bien o servicio cumple con las normas y eso ya se aplica en el resto de la UE. Pero en el caso de Canadá, por ejemplo, la UE ha reconocido sus evaluaciones en muy pocos productos y en otros, como los equipos médicos, deben ser autorizados antes por la UE.
- En cuanto a los trabajadores, las empresas británicas que operen en la UE deberían cumplir las normas y las exigencias laborales del país en el que estén, aunque sean diferentes a las de Reino Unido.
- Este tipo de acuerdos bilaterales incluyen restricciones a la inversión, por ejemplo, en banca y aeroespacial.
- Turquía está incluida en la unión aduanera de la UE desde 1995, lo que permite libre circulación de capitales, bienes y personas, elimina los controles aduaneros y fija una tarifa exterior común a las importaciones de terceros. Esto implica que, cuando la UE firma un acuerdo comercial con un tercero, Turquía debe garantizar acceso a su mercado a ese otro país en los mismos términos que la UE, pero sin la garantía de que ese Estado abra el suyo a Turquía, por lo que debe negociar de forma separada.
MODELO BÁSICO DE LA OMC
- Si transcurridos dos años de la decisión de salir de la UE no se ha alcanzado un acuerdo sobre la nueva relación comercial -y si los 27 deciden no dar una prórroga-, se entrará automáticamente en este marco OMC. Significaría la completa ruptura con la UE y el mayor perjuicio a la economía británica.
- No habría que aceptar la libre circulación de personas, ni contribuir al presupuesto de la UE ni aplicar las normas comunitarias, aunque las empresas que quisieran seguir exportando a la UE sí las tendrían que cumplir en áreas como seguridad y medioambiente.
- La UE y todos los países con los que comercia Reino Unido deberían aplicar a las exportaciones británicas las tarifas aduaneras fijadas por la OMC (10% a la automoción y 36% de media en productos agrícolas en 2014), lo que pondría a las empresas británicas en desventaja competitiva. No hay ningún margen para negociar otras tarifas.
- Londres tendría que decidir si aumenta las tarifas a las importaciones llegadas desde la UE o si rebaja las que impone a las que llegan del resto del mundo. Si las sube, tendría un gran impacto en los empleos de Reino Unido, así como en el atractivo del país como destino de inversión internacional. Además, subirían los precios de los bienes y servicios importados con lo que afectaría al consumo. Si las baja, perjudicaría la recaudación pública y perjudicaría la posición de negociación de cara a futuros acuerdos comerciales ya que, con aranceles ya bajos, los países tendrían pocos incentivos para negociar un acuerdo comercial que implicaría abrir sus mercados a las empresas británicas.
- Dentro de la OMC, los servicios se regulan a través del Acuerdo General para el Comercio de Servicios, que es muy básico y reduce muchísimo el acceso a los mercados.
- Los precios de las comunicaciones móviles subirían mucho y los viajeros dejarían de estar cubiertos por la protección al consumidor que prevé compensaciones por retrasos o cancelaciones. Tendría que pedirse visado para viajar a cualquier país. Por su parte, los ciudadanos británicos dejarían de tener los derechos que tienen ahora cuando viven, trabajan o viajan por la UE.
- Con este marco, ni Reino Unido ni la UE podrían ofrecerse mútuamente mejores condiciones entre ellos que las que ofrecen a otros miembros de la OMC.
El artículo 50 del Tratado de la UE, única vía legal para salir de la UE
Este artículo introducido mediante el Tratado de Lisboa de 2009 es la única opción legal que Londres puede invocar para asegurarse la negociación de los términos de su desconexión del bloque, pero al mismo tiempo, da una ventaja inmediata a la UE sobre Reino Unido en ese proceso.
La mayoría de los partidarios del Brexit creen que Londres estará sentado a una mesa de negociación con los otros 27 para negociar a la vez su nueva relación con la UE y las condiciones de su salida. Además, aseguran que la UE tendrá incentivos para firmar un nuevo acuerdo comercial con Reino Unido.
Pero como recuerdan el Gobierno británico y todas las capitales europeas, eso no será así, ya que Reino Unido no se sentará con los otros 27. Según el artículo 50, "el Estado que abandone la UE no participará en las discusiones" sobre cómo se organizará su salida. Los negociadores británicos sólo hablarán con la Comisión Europea, que es la que tiene el mandato. Igual ocurrirá con la negociación de la nueva relación comercial. Se podrá hablar con los diferentes Estados fuera de la mesa, pero no se podrá convencer a determinados países o enfrentarlos en la mesa de negociación.
Los defensores del Brexit piensan también que la nueva relación comercial con la UE será parte del Tratado de Retirada, por lo que -al igual que con éste- bastaría aprobarlo por mayoría cualificada reforzada del Consejo de la UE (20 de 27 miembros con más del 65% de población total). Pero no será así: según ha recordado el Gobierno británico, la relación comercial será un acuerdo separado que se negociará de forma paralela a la retirada. Así, su aprobación sería mucho más complicada, ya que necesitaría unanimidad y ratificación en cada uno de los 27 Estados (incluidos algunos de sus parlamentos), así como la aprobación del Parlamento Europeo.