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El Gobierno de Japón lleva a la empresa Dentsu a juicio por el suicidio de una empleada

  • Considera que la empresa incumplió la normativa y tiene responsabilidad
  • La familia denuncia que la agencia obligó a manipular el exceso de horas
  • En 2013 otro empleado de la publicitaria falleció por el mismo motivo
  • El presidente de Dentsu anuncia que dejará la dirección el próximo mes

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Imagen de archivo de la sede en Tokio de Dentsu
Imagen de archivo de la sede en Tokio de Dentsu

El Ministerio de Trabajo de Japón ha decidido este miércoles llevar ante la justicia a la empresa Dentsu, la principal agencia publicitaria de Japón, por el suicidio de una empleada hace un año después de trabajar un número excesivo de horas extras.

El ministerio ha trasladado el caso a la Fiscalía al considerar que la empresa incumplió la normativa laboral y por tanto tiene responsabilidad legal en la muerte de la joven, señalaron fuentes gubernamentales a la cadena estatal NHK, en declaraciones recogidas por EFE.

Esta decisión llega después de que las autoridades niponas realizaran varias redadas en la sede central de Dentsu en Tokio y en otras de sus oficinas para recoger información sobre sus prácticas laborales, y podría desembocar en el procesamiento de la empresa y de algunos de sus directivos.

El presidente de Dentsu, Tadashi Ishii, ha anunciado este miércoles que abandonará la dirección de la empresa en enero de 2017. "Para asumir plenas responsabilidades, me gustaría dimitir como presidente en una reunión del consejo de administración el próximo mes de enero", ha señalado Ishii en una rueda de prensa recogida por la cadena de televisión pública NHK.

El presidente de la agencia de publicidad, que ha pedido disculpas a la familia de la víctima, ha señalado que tomó la decisión el pasado 25 de diciembre, coincidiendo con el primer aniversario del suicidio de Matsuri Takahashi, de 24 años de edad, que fue reconocido como 'karoshi', un término que significa muerte por exceso de trabajo en japonés.

105 horas extra en un mes

La fallecida llegó a trabajar hasta 105 horas extra al mes, aunque los registros de Dentsu, líder en publicidad y comunicación en Japón y quinto grupo mundial del sector, mostraban un cómputo dentro del límite legal.

La familia había denunciado que la compañía forzó a la empleada a anotarse menos horas de las trabajadas en realidad.

La joven, de 24 años, se suicidó el pasado diciembre tras siete meses trabajando en la empresa, y había dejado constancia de las duras condiciones de trabajo en su cuenta de Twitter, donde detallaba jornadas de hasta 20 horas diarias.

Otro caso anterior en la misma empresa

Días más tarde de la confirmación de este caso de "karoshi", o muerte por exceso de trabajo, las autoridades establecieron que el fallecimiento en 2013 de otro trabajador de 30 años de la misma compañía se debió al mismo motivo.

Ambos casos han reavivado la inquietud en el país asiático sobre el "karoshi", y llevaron al Gobierno nipón a aprobar esta semana un paquete de medidas de emergencia destinadas a prevenir nuevas muertes.

La legislación laboral nipona establece que las jornadas de trabajo no deben superar las 40 horas semanales, aunque permite que se trabajen horas extra siempre que haya un acuerdo previo entre empleador y trabajador.

80 horas suplementarias al mes

No obstante, la normativa señala que los empleados no deben trabajar más de 80 horas suplementarias al mes (anteriormente el límite se situaba en 100 horas), y contempla medidas de control y sanciones para las empresas que superen este techo.

La investigación en Dentsu desveló que una treintena de empleados han sido obligados a trabajar más de un centenar de horas extra al mes, lo que podría mostrar que se trata de una práctica sistemática en la empresa.

El Ministerio ya pidió a Dentsu que modificara el trato a sus empleados después de que en 1991 un empleado de 24 años se suicidara a raíz de una carga de trabajo excesiva.

Asimismo, el Gobierno aprobó en 2015 una ley para frenar esta práctica, aunque la falta de rigor al registrar las horas extraordinarias por parte de las empresas y la disponibilidad de los empleados a alargar sus jornadas para recibir bonificaciones dificulta el control sobre esta práctica.