Berlusconi busca un último triunfo político desde las bambalinas de la derecha
- El magnate, tres veces primer ministro, está inhabilitado hasta 2019 por fraude
- Sin embargo, es la cara visible de Forza Italia y hace ver que él dirigirá al Gobierno
- Su carisma se ha debilitado, pero su propuesta aún convence a muchos italianos
A sus 81 años, Silvio Berlusconi cabalga de nuevo en busca de un último triunfo político en las elecciones legislativas del próximo 4 de marzo, dispuesto a convertirse de nuevo en el hombre fuerte de una Italia que ya no cree a pies juntillas sus promesas, como ocurría en sus mejores años, pero que aún le reserva un buen puñado de seguidores incondicionales, dispuestos a pasar por alto sus escándalos sexuales, sus procesos judiciales y su humillante salida del Gobierno en 2011.
De hecho, el magnate y exprimer ministro afronta los comicios como una suerte de reivindicación personal, de exaltación de su legado: "He luchado contra toda esa suciedad, todos los ataques, todas las mentiras que me han lanzado, desde el bunga bunga con menores a todo lo demás", aseguraba hace unos días en un acto electoral en Roma.
Aunque no se puede presentar como candidato, ya que está inhabilitado hasta 2019 por una condena por fraude, Il Cavaliere es la cara visible de Forza Italia y ha dejado claro que será él quien mueva los hilos si la coalición de derechas, en la que también participan la Liga y Hermanos de Italia, se hace con la victoria: no solo elegirá al primer ministro, sino que actuará como "el garante del programa y de los compromisos asumidos" en campaña.
La última batalla de Il Cavaliere
Sería la culminación de una carrera que comenzó como promotor inmobiliario en su Milán natal, le llevó luego a los medios de comunicación -es el propietario de Mediaset, el mayor imperio mediático de Italia- y después dio el salto a la política, en 1993, hasta conseguir ser primer ministro en tres etapas diferentes (1994-1995, 2001-2006 y 2008-2011).
Por el camino, ha amasado una fortuna que Forbes estima en unos 6.500 millones de euros, lo que le convierte en uno de los cinco italianos más ricos y en la 199 fortuna del mundo. Es un trayecto, sin embargo, preñado de recovecos oscuros, desde su participación en la logia Propaganda Due hasta sus conexiones con la mafia.
Porque, aunque la justicia nunca le ha procesado por este motivo, algunos colaboradores muy cercanos, como Marcelo dell’Utri o Cesare Previti, si que han sido condenados por asociación mafiosa. Y está probada su connivencia con la Cosa Nostra: "Hay una sentencia definitiva que afirma que de 1974 a 1992 Berlusconi tuvo relaciones con la mafia", recordaba estos días en una entrevista a El País el fiscal antimafia Nino di Matteo: "La subvencionó, les pagó dinero".
Contra el declive físico y electoral
Los italianos, pese a todo, nunca le han culpado demasiado por esos pecados, ni siquiera por las sonadas fiestas -orgías- que celebraba en sus lujosas villas. Pero la estrella de Il Cavaliere parece declinante: los sondeos conceden a Forza Italia una intención de voto del 16,4 %, la mitad del apoyo que tenía en 2001, y Berlusconi ya no se prodiga en mítines multitudinarios, sino que ha centrado su campaña en entrevistas y actos con los medios.
"Obviamente, no tengo el 75,3 % de aprobación que solía tener", admitía él mismo en una entrevista reciente, aunque reivindicaba su fortaleza política: "Estoy por delante de todos los demás líderes políticos pese a que no puedo presentarme", decía. Lo cierto es que una encuesta de Demos publicada el último viernes antes de la campaña le colocaba solo como el octavo líder más respetado, con un nivel de aprobación del 26 %, según recogía Reuters.
El declive no es solo electoral, sino también físico: su rostro artificialmente estirado por sucesivas operaciones estéticas apenas oculta el paso del tiempo, no hace dos años que tuvo que ser operado a corazón abierto y en enero se vio obligado a hacer un parón durante la precampaña para descansar. Y, pese a todo, Il Cavaliere sigue dispuesto a dar batalla para asumir las riendas de Italia.
La Liga amenaza su hegemonía a la derecha
La pretensión de Berlusconi de liderar, aunque sea en la sombra, el próximo Gobierno italiano puede chocar con las aspiraciones de su principal aliado, la Liga, a quien el promedio de encuestas de You Trend da solo tres puntos menos que Forza Italia en intención de voto.
Su líder, Matteo Salvini ha repetido durante toda la campaña que si recibe un voto más que Berlusconi, exigirá ser designado como jefe del Gobierno. Si no es así, los rumores colocan como primer ministro a Antonio Tajani, amigo de Il Cavaliere y actual presidente del parlamento Europeo.
En cualquier caso, la coalición de derechas que integran Forza Italia, Liga, Hermanos de Italia y Nosotros con Italia parece la única con posibilidades de alcanzar el umbral del 40 % de votos que los analistas señalan como requisito para poder formar gobierno en virtud del nuevo sistema electoral: los sondeos les dan, en total, en torno al 37 % de intención de voto.