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Bruselas presenta a los Veintiocho el acuerdo de libre comercio con Japón para poder firmarlo este verano

  • Quieren firmarlo entre junio y julio para que entre en vigor antes del Brexit
  • Suprimiría aranceles sobre vehículos y componentes de automoción japoneses
  • Para la UE, se eliminarían las tarifas sobre quesos y vinos
  • El acuerdo no incluye el polémico esquema de protección de inversores

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Empleados en una cadena de montaje de motores de la planta del fabricante Nissan en Iwaki
Los vehículos japoneses serán los productos más beneficiados por la supresión de aranceles con la UE.

La Comisión Europea ha presentado oficialmente a los Estados miembros el acuerdo de libre comercio negociado con Japón, lo que constituye el primer paso para que se firme ese pacto, el mayor acuerdo bilateral de este tipo realizado nunca por la Unión Europea.

El pacto debe pasar por el Consejo Europeo y la Eurocámara para lograr el visto bueno de ambas instituciones -también debe pronunciarse el Parlamento nipón-, por lo que se prevé que podrá firmarse entre junio y julio próximos.

Hace dos años, un acuerdo de librecomercio similar -pero menor en cuantía y amplitud- de la UE con Canadá estuvo a punto de descarrilar debido a la fuerte contestación social que encontró en la mayoría de los países europeos, y el que quedó paralizado con EE.UU. contaba con el rechazo de una parte importante de la ciudadanía de la UE.

Antes del Brexit

La entrada en vigor no se produciría hasta 2019, ya que debe aprobarlo también cada uno de los 29 gobiernos nacionales implicados. Sólo si se consigue poner en marcha antes de marzo de ese año -antes de que Reino Unido salga de la UE-, el acuerdo podrá aplicarse a ese país durante el período de transición.

Tokio está muy interesado en ese punto, ya que muchos fabricantes de automoción japoneses tienen sus sedes europeas en Reino Unido, con lo que la aplicación del acuerdo hasta finales de 2020 les daría más tiempo para negociar un pacto bilateral con Londres.

El pasado mes de diciembre terminó el proceso de negociación que creará la mayor área libre de aranceles del mundo, con el que la UE y Japón han querido mostrar su apuesta por el libre comercio y el rechazo del proteccionismo defendido por Donald Trump.

Los automóviles japoneses y los quesos y vinos europeos, sin aranceles

Este acuerdo eliminaría las actuales tarifas arancelarias del 10% que gravan las importaciones de vehículos japoneses y del 3% sobre componentes de automoción.

En beneficio de los exportadores de la UE, el pacto suprimiría los aranceles del 30% impuestos a los quesos europeos y del 10% a los vinos. También se garantizaría el acceso de empresarios de los Veintiocho al enorme mercado de contrataciones públicas de Japón.

La eliminación de tarifas aduaneras rebajaría en 1.000 millones de euros el coste de exportar productos europeos a Japón.

También desaparecerían numerosas barreras regulatorias, como las que obligan ahora a duplicar pruebas de producto o las que solapan trámites burocráticos.

No hay arbitrajes internacionales para inversores

El acuerdo negociado con Japón no incluye un esquema de protección de inversores -como sí contiene el de Canadá y se negocia en el de EE.UU.-, un sistema muy criticado porque puede permitir a las multinacionales influir en políticas gubernamentales mediante amenazas de iniciar acciones legales en esos tribunales de arbitraje internacional.

Al no contemplar ese esquema -ambas partes no han acordado ningún tipo de protección a inversores extranjeros-, se acorta el proceso de aprobación del acuerdo de libre comercio, ya que no tienen que pronuciarse sobre él los parlamentos nacionales.

La Comisión Europea, que es la encargada de negociar los acuerdos comerciales en nombre de la UE, también ha presentado dos acuerdos con Singapur para eliminar barreras al comercio y la inversión que prevé sacar adelante en los mismos plazos que el de Japón.

Estos acuerdos con Singapur suponen la primera negociación completa -comercio e inversión- que se cierra con un miembro de la Asociación de Países de Sureste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés), por lo que Bruselas lo destaca como el primer paso para construir un acuerdo interregional UE-ASEAN.

El comercio entre ese país y la UE sumó 53.300 millones de euros en intercambios comerciales el año pasado y otros 44.400 millones en servicios en 2016. Más de 10.000 empresas de la UE están establecidas en Singapur y lo utilizan como su centro de operaciones en la región del Pacífico. Las inversiones totales entre ambas partes superaron los 256.000 millones de euros en 2016.