¿Es segura la vuelta al cole? y otras preguntas ante el regreso a las aulas tras el confinamiento
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Profesores, padres y alumnos se enfrentan estos días a la incertidumbre de cómo será el inicio del nuevo curso después de meses de clases online y confinamiento por el coronavirus. Las dudas sobre la seguridad en las aulas les asaltan en un momento en el que los brotes se extienden por toda la geografía española y la pregunta de si las clases podrán volver a ser presenciales sobrevuela los claustros de colegios e institutos.
Para tratar de arrojar algo de luz ante estas y otras incógnitas, RTVE.es ha hablado con pediatras, epidemiólogos y representantes de la comunidad educativa, que afrontan el curso cargados de optimismo y recordando la importancia de la vuelta a los centros, no solo desde el plano educativo, sino desde el social y hasta el económico.
¿Es segura la vuelta al cole en septiembre?
El Ministerio de Sanidad ha hecho un llamamiento a hacer "un esfuerzo importante de control" del coronavirus durante los próximos días para llegar a septiembre con "un nivel de transmisión bajo". "Si no partimos de un punto muy bajo, el incremento puede ser mucho más rápido de lo que se desearía", aseguraba el pasado jueves el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, que hacía extensiva la situación de la vuelta al cole al restablecimiento de otras actividades cotidianas tras el periodo estival.
"La vuelta al cole tiene el mismo riesgo que la reapertura de cualquier actividad", explica a RTVE.es el epidemiólogo Pedro Gullón, que se sorprende por la "suspicacia" que genera la recuperación de la docencia cuando, a su juicio, se han abierto otros sectores con el mismo o más riesgo.
Si los colegios abrirán en septiembre o no y cómo lo harán "termina siendo una decisión política sobre cuáles son los criterios que se deben priorizar", reflexiona el experto. La educación se puede ver "como un bien esencial" o "ser más conservador con los centros educativos respecto a otras actividades", explica.
"Las estrategias para reabrir los colegios requieren un equilibrio difícil entre los beneficios obvios de la educación para los estudiantes y la salud y el bienestar de los mismos, de sus familias y de los profesionales del sector", sostiene la OCDE en su informe acerca de los cambios que está provocando la COVID-19 en la educación.
"El único riesgo adicional es el volumen de alumnos que hay en cada colegio", añade el investigador y pediatra del Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona, Quique Bassat, que compara la concentración de alumnos que se puede dar en un aula con la de un restaurante y señala que, cuando se sepa totalmente la capacidad de transmisión de los niños, "puede que el riesgo sea incluso menor".
¿Es distinto el riesgo dependiendo del nivel?
Aunque por el momento se sabe poco de la capacidad de transmisión de los niños hacia otros niños o hacia los adultos, Bassat señala que "se empieza a comprender que los mayores de diez años parecen tener una capacidad de transmitir y de infectarse igual que los adultos" mientras que los menores de esta edad "parece que son menos eficaces". Por eso, afirma, en los protocolos de vuelta al cole se ha separado entre ciclos de Infantil, Primaria y Secundaria.
"También por una lógica: los niños más pequeños son los que peor van a seguir las recomendaciones o a los que más les va a costar", añade. Mascarillas, distancias de seguridad o normas de higiene chocan con la autonomía de los más pequeños, enumera, para justificar la lógica de la división de las medidas y de la prioridad de la presencialidad en los centros en función de la edad.
¿Por qué es importante que los niños vuelvan al colegio?
De acuerdo con el criterio de los expertos consultados y el de varias organizaciones internacionales, la recuperación social de los menores es algo que hay que priorizar, aunque advierten que no puede hacerse "a coste cero".
"La educación presencial conlleva unos beneficios adicionales a la mera educación en sí, que son positivos para el desarrollo neurcognitivo del niño", explica Bassat, que enumera el hecho de estar rodeado de otros niños, el de poder jugar o el de no estar aislado mientras se aprende como factores que justifican que tanto educadores como pediatras estén empujando para que la educación sea presencial más que online.
"La educación no puede parar durante una emergencia, ya que es una parte esencial de la recuperación en una crisis", sostiene UNICEF en su documento de Principios básicos para asegurar el derecho a la salud al reabrir los centros educativos. El organismo señala que la presencia de los alumnos en las aulas no solo "aporta normalidad, un sentido de la rutina, conocimientos y habilidades necesarias para el desarrollo", sino también "protección en casos de especial vulnerabilidad social y económica y sirve de puente para salvar las distintas brechas sociales, económicas y educativas a las que se enfrenta parte de la población".
Ahora bien, UNICEF reclama garantías, porque "la posibilidad de que volvieran a cerrar por fallos en las medidas de prevención sería un golpe durísimo en términos educativos, sociales, económicos, laborales y de protección de la infancia". De acuerdo con cálculos realizados por la OCDE, un año académico perdido puede suponer el equivalente a la pérdida de entre un 7 % y un 10 % de los ingresos a lo largo de toda una vida.
¿Están colegios e institutos preparados?
Los centros ya se están preparando para la vuelta al cole, según los responsables consultados por RTVE.es, que, aun así, protestan contra la falta de "realismo" y de consenso en los protocolos y planes de contingencia que han elaborado las comunidades autónomas y cuyos detalles se abordarán en una Conferencia de Presidentes en la última semana de agosto.
"La imagen idílica de grupos de convivencia que no se mezclen con otros, de medios de separación entre alumnos y medidas de protección y de detección rápida ante casos posibles choca con la realidad", asegura el presidente del Sector Nacional de Educación de CSIF, Mario Gutiérrez.
Bassat reconoce que, a veces, las propuestas que hacen los epidemiólogos no casan con las necesidades de los centros. "Las medidas que proponemos muchas veces requieren de un personal que no tienen o no se pueden permitir", admite. Ahora bien, coincide con la reivindicación de padres y docentes de unas reglas claras y establecidas para todos los colegios, de forma que estos solo tengan que aplicarlas.
¿De qué depende que la vuelta sea presencial o telemática?
Todos los planes y protocolos desarrollados por las comunidades autónomas coinciden en señalar que la presencia física de los alumnos en las aulas dependerá de la situación epidemiológica de cada momento. Sin embargo, profesores y padres protestan porque no existan unos criterios claros que marquen el cambio de escenario y porque tampoco está definido el ámbito (autonómico, local o a nivel de centro) que regirá esta decisión.
El veredicto dependerá de "las mismas circunstancias epidemiológicas que marcan el que una provincia, una ciudad o un barrio esté en una fase determinada", asegura Bassat, que entiende la posición de los docentes e insiste en que la intensidad de transmisión del virus será esencial.
En este caso, reflexiona, existe la "dificultad añadida de que hay colegios que reciben alumnos de múltiples municipios", por lo que el experto considera que tendrá que combinarse la propia situación de los centros con el estudio de la situación de las unidades administrativas más pequeñas, que se está aplicando desde la llegada de la nueva normalidad, para decidir si siguen abiertos a todos los alumnos o solo a los de las localidades en las que no se apliquen restricciones.
¿Qué pasa si se detecta un brote en el aula?
"Lo normal es que, cuando se notifique un caso positivo en un aula, se haga como en cualquier otra situación donde también hay contactos estrechos", explica el especialista en medicina preventiva y salud pública Pedro Gullón, que alude a la notificación de los casos, al aislamiento y a la trazabilidad de los contactos.
"Aquí es donde la idea de los grupos burbuja es una medida adecuada para evitar tener que aislar a todo el colegio", apostilla Bassat, que explica que la organización y limitación del número de alumnos por curso y de su contacto con otros compañeros, sobre todo en Educación Infantil y Primaria, permiten "garantizar que el caso primario y todos los contactos se aíslan" sin necesidad de actuar a una escala mayor.
¿Quién decide el aislamiento de un grupo o el cierre de un centro?
Según el Ministerio de Educación y Formación Profesional, las comunidades autónomas tienen la competencia para decidir sobre los detalles del desarrollo y de la implantación de los protocolos y de los planes de contingencia que ellas mismas han elaborado para el curso 2020-2021. Ahora bien, el pasado 5 de agosto el departamento que dirige Isabel Celaá creó una comisión de trabajo para el seguimiento de la pandemia para "analizar y evaluar la evolución y el impacto de la pandemia" y "efectuar las recomendaciones y, en su caso, adoptar las decisiones necesarias en respuesta a las situaciones que se produzcan, en coordinación y colaboración con las administraciones educativas".
Entre las principales funciones de esta comisión están: favorecer el intercambio de información entre el Ministerio y las demás administraciones, incluyendo el Ministerio de Sanidad, e identificar las necesidades que pudieran aconsejar modificaciones en la normativa o en la gestión.
"Desde que tenemos el coronavirus con nosotros, las decisiones se toman de manera consensuada entre las consejerías y los ayuntamientos, pero, en último término, la decisión depende de las instrucciones básicas de Salud Pública", explicaba en RNE la consejera aragonesa de Sanidad, Sira Repollés.
Comunidades como Madrid, Andalucía, Galicia o Murcia han reclamado en los últimos días que el presidente del Gobierno ponga fecha a la anuncada Conferencia de Presidentes prevista para la última semana de agosto. "Estamos haciendo un esfuerzo ingente, pero necesitamos coordinación, porque no puede ser que una comunidad empiece las clases, otra no, una lo haga presencial y otra, no", protesta el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno.
¿Cuál es el papel de los profesores?
A falta de profundizar en los detalles de las medidas, la Federación de Asociaciones de Directivos de Centros Educativos Públicos (FEDADI) critica que se esté dando a los docentes una responsabilidad que no les corresponde. "Nosotros podemos tener responsabilidad en todo lo académico y en la organización del centro, pero sobre lo sanitario el criterio lo tienen que tener los técnicos de Salud", protesta su presidente, Raimundo de los Reyes.
Algo parecido sostiene el epidemiólogo Quique Bassat, que cree que los profesores tienen una función limitada como responsables de los alumnos mientras están en el centro: "Deberían intentar que se implementen de la mejor manera posible las recomendaciones genéricas y asegurarse de que los circuitos propuestos para el manejo de casos o su posible aislamiento estén claros, pero hasta ahí llegan sus responsabilidades. En el momento en el que hay alguien enfermo o alguien a quien se tiene que testar, esto se tiene que derivar al sistema sanitario".
Asimismo, el experto hace un llamamiento a una movilización de docentes que refuercen el sistema similar a la que se hizo en el peor momento de saturación de la crisis sanitaria con médicos y profesionales de enfermería. Si no, asegura, "no habrá suficiente gente para cubrir las necesidades que estamos creando".
¿Estamos preparados para volver a educar desde el confinamiento?
Tanto los profesores como los padres piensan que la educación online sigue siendo una tarea pendiente a pesar de haber sido la forma mayoritaria en la que se desarrolló el curso pasado desde el mes de marzo.
"La enseñanza online se ha convertido en la mayoría de los casos en mandar deberes", protesta la presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA), Leticia Cardenal, que entiende que en los últimos meses haya sido "algo excepcional", pero cree que, desde entonces, "ha habido tiempo de legislarlo" para "marcar unos mínimos".