Cómo afecta la escasez de papel a la industria editorial
- La escasez de la materia prima y su uso para paquetería afecta a las pequeñas editoriales
- El sector espera que el cuello de botella "coyuntural" se solucione en cuatro o cinco meses
El papel es una materia prima muy asociada a la pandemia. Su versión higiénica fue objeto de deseo (y de todo tipo de memes terapéuticos) durante los primeros días de pánico, pero sobre todo, ha sido el continente de un auténtico boom de comercio internacional, con todo tipo de productos transportados en cajas de cartón.
Además del cartón, con papel se fabrican también los libros, otra industria favorecida en la pandemia por el aumento de los hábitos de lectura, pero que ahora empieza a intuir una cierta tensión entre la demanda para su fabricación y la oferta de papel disponible. La creciente demanda del packaging, término anglosajón que engloba la industria del envase, explica en parte el problema que afecta a editoriales pequeñas, pero también se apunta al problema logístico mundial que afecta a la cadena de suministro.
La editorial de cómics Norma lanzaba hace una semana un comunicado explicando que retrasaba lanzamientos de noviembre y diciembre “debido a problemas existentes con el suministro de la materia prima necesaria para acometer las impresiones”.
“Se está produciendo un retraso bastante importante tanto de papel para las tripas del libro como, sobre todo, de papeles para portadas”, apuntan desde la editorial Carpe Noctem. “Esto está provocando bastante retraso a la hora de imprimir y de encuadernar los libros. Además, como hay menos papel, el que hay es más caro”.
Las grandes editoriales, como Planeta, no se muestran afectadas ni preocupadas: pese a que la industria gráfica confirma que no puede atender peticiones nuevas más allá de los compromisos fijados con antelación, los grandes grupos tienen suficiente para cubrir su demanda.
¿Cuál es la dimensión del problema?
El patrón se repite para editoriales pequeñas: la industria gráfica no puede asumir pedidos rápidos que durante los últimos años no suponían mayor problema. Tanto desde el sector editorial como desde el sector gráfico se repite una palabra: coyuntura. Esperan que la situación se reajuste en cuatro o cinco meses. Pero las editoriales más débiles, aparte de perjuicio por el retraso de lanzamientos durante las campañas de noviembre y diciembre, temen otra tormenta que se está formando: al aumento del valor del papel como bien más escaso, se añade el incremento de los costes debido a la luz.
“Es un tema meramente coyuntural relacionado con una fuerte demanda que ha venido de golpe y que no es solo de libros, sino de otro tipo de impresiones del tipo packaging”, opina Patrici Tixis, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE)
¿Dónde se fabrica el papel que se consume en España?
Según el informe de anual de 2020 de la Asociación española de fabricantes de pasta, papel y cartón (Aspapel), las cuentas son estas: En las 79 fábricas de celusa y papel que hay en España se fabricaron 6,2 millones de toneladas de papel, casi la cantidad de papel que se consumió: 6,5 millones. Pero la realidad es que 2,5 de esos millones se exportaron, por lo que las importaciones tuvieron que enjugar esos 2,8 millones de diferencia.
Asapapel destaca que durante la pandemia se ha demostrado la importancia de contar con una industria nacional que garantice el abastecimiento pero, de vuelta a la mecánica del mercado globalizado la exportación es muy rentable: el 59% de su facturación procede del 46% de la producción que destina a la exportación. Pese a todo, el atasco global en la cadena de suministro de papel se está notando más en otros países porque España importa principalmente de Europa.
¿Por qué hay atasco en la industria gráfica?
La industria gráfica es la responsable de transformar el papel en productos para clientes como los editores. Los datos de 2020 muestran como la fabricación de cartón ondulado creció un 5,1% (y el papel higiénico un 3,2%) mientras que la producción de papeles gráficos descendió: la competencia ha aumentado.
“En los últimos tres años, cuando hacíamos un pedido importante de papel podía tardar tres o cuatro semanas. Ahora tarda dos o tres meses, incluso cuatro o cinco meses si es un producto muy especial”, ilustra Joan Nogués, presidente del Gremio de la Industria y la Comunicación Gráfica de Cataluña.
Desde la industria gráfica coinciden en que el cuello de botella es temporal. “La demanda se ha disparado de golpe y existe un desfase. Se necesitan meses para que toda la producción de papel, cartones coja ritmo”, añade Nogués.
¿Afectará al suministro de libros?
No, simplemente son retrasos en las novedades editoriales o reducción del número de ejemplares. Para el consumidor no supondrá graves trastornos en la oferta, ni desde luego ningún tipo de desabastecimiento.
“Los libros van a seguir llegando a las librerías. A lo mejor hay quien decide hacer tiradas más cortas. Antes de la pandemia podías contar con reimpresiones de libros muy rápidamente y ahora no es posible. Hay que pensar diferente”, explica Tixis.
¿Subirá el precio de los libros?
Es más que probable a medio plazo. Al encarecimiento del papel como materia prima se suma el coste energético responsable de la inflación general de precios. “La energía se nos ha multiplicado por dos en un año y eso tiene una repercusión en el precio de venta”, apuntan desde la industria gráfica.
Mientras, en el sector editorial se comenta lo que parece casi una broma de humor negro: Amazon, cada vez más poderosa en la distribución de libros es también el gran impulsor del consumo de cartón para el comercio electrónico. Es decir, al mismo tiempo que vende más libros y aumenta su poder de negociación con las editoriales, encarece la misma materia prima.