España llega al Fin de Año con récord de contagios y los hospitales en vilo, pero con la vacuna como gran aliada
- La gran mayoría de las comunidades baten sus récords de incidencia de toda la pandemia
- Las muertes se mantienen sin grandes subidas pese al aumento de casos en todo el país
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España afronta la Nochevieja de 2021 con una semana de nuevos récords. Si antes de Nochebuena se alcanzaba la incidencia por COVID-19 más elevada de toda la pandemia, durante estos días la tasa ha subido más de 800 puntos, alcanzando los más de 100.000 casos diarios notificados, cifras nunca antes vistas.
Con estos datos, las comunidades han optado por recuperar restricciones de cara a las próximas festividades y tratar de evitar así un colapso hospitalario. En las UCI, la presión ante el avance de la sexta ola, impulsada por la variante ómicron, crece aunque de forma sostenida: a las puertas de despedir el 2021 la saturación se sitúa en el 19 %, en riesgo alto, a seis puntos porcentuales del nivel más elevado.
"Sería la peor ola de la pandemia, o al menos similar a la primera, si no fuera por las vacunas", asegura Ignacio Rosell, experto en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Valladolid y miembro del comité técnico que asesora a la Junta de Castilla y León, en declaraciones a DatosRTVE.
Tras cerca de dos años de pandemia y uno desde la llegada de las vacunas, la forma de mirar los indicadores y tomar el pulso de la situación epidemiológica ha cambiado. Ahora pesa más la presión asistencial que la incidencia, aunque no hay que dejar de prestar atención a una curva con una pendiente cada vez más elevada.
Las UCI resisten con sanitarios y centros de salud colapsados
Desde el 12 de noviembre la presión en las UCI de los hospitales ha ido creciendo lenta pero ininterrumpidamente. Menos de una semana más tarde dejaron atrás la 'circulación controlada' -el nuevo término para la antigua 'nueva normalidad'- y siguieron saturándose hasta alcanzar el 19 % de ocupación, según los últimos datos ofrecidos por el Ministerio de Sanidad antes del cierre del año.
El porcentaje actual aún está lejos del valor máximo de toda la serie histórica, 45,3 %, que se registró el 1 de febrero de 2021, cuando España iniciaba el descenso de la cresta de la tercera ola. Sin embargo, los profesionales de la salud llevan semanas alertando de esta nueva sacudida y de la necesidad de frenar los casos para evitar el colapso del sistema sanitario, mermado por la gran cantidad de bajas entre el personal contagiado.
"La sanidad son vasos comunicantes que empiezan por la Atención Primaria, que está colapsada por la cantidad de gente que tiene síntomas, que son contactos estrechos, que quieren pedir una baja o que quieren ver si tienen COVID-19. También las urgencias tienen una tensión muy alta", señala el virólogo José Antonio López Guerrero, profesor de Microbiología en la Universidad Autónoma de Madrid, que señala que las vacunas suponen una barrera, pero que la variante ómicron está erosionando su protección. "Llega mucha gente y, aunque el porcentaje que sufre sintomatología grave sea muy bajo, sobre todo entre los vacunados, la presión sobre los hospitales aumenta, aunque sea menor que en otras olas", explica.
"No creo que lleguemos a los niveles de hospitalizaciones y de ocupación de unidades de cuidados intensivos de otras olas", vaticina Ignacio Rosell, quien, pese a todo, recuerda que "existe un decalaje entre el aumento de la incidencia y la ocupación de las UCI", por lo que hace un llamamiento a la prudencia: "Las vacunas están haciendo un gran trabajo. Quizás la gente no recuerda las medidas que había de movilidad o toque de queda por estas fechas en 2020, pero a las vacunas hay que ayudarlas".
La incidencia, récord tras récord
Y es que la incidencia acumulada a 14 días lleva creciendo desde el 3 de noviembre, pero ha sido en las últimas semanas cuando la subida se ha desbocado. Si la víspera de Nochebuena se marcaba un nuevo máximo, con más de 900 casos por cada 100.000 habitantes, en solo una semana prácticamente se ha duplicado, con 1.775 casos. España cierra así el año con el doble de incidencia que en el pico de la tercera ola, marcado el 27 de enero, que hasta hace pocas semanas era el techo de la pandemia en el país.
Por el momento, la rapidez con la que se multiplican los positivos ha provocado que la semana acabe con todos los territorios en riesgo muy alto -por encima de 500 casos por cada 100.000 habitantes- y ocho superan la tasa nacional. Además, la situación se ha agravado tanto que ha derivado en que la mayoría de las comunidades han batido sus récords de incidencia de toda la pandemia, dejando atrás los máximos de principios de 2021. Solo la Comunidad Valenciana aún no ha alcanzado esta situación, aunque no se descarta que finalmente lo consigan en 2022.
La cuestión ahora es hasta qué punto va a mantenerse ese crecimiento -teniendo en cuenta los límites de la capacidad diagnóstica- y cuando va a empezar a doblegarse la curva. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, apuntaba el pasado miércoles en rueda de prensa que los datos no indicaban una bajada en el número de casos, sino que más bien se esperaba “un mantenimiento del crecimiento en las próximas fechas”. "Si tenemos en cuenta el espejo en que nos estamos mirando, los países en los que el tsunami de ómicron ya ha arrasado, cabría esperar que todavía siguieran aumentando los casos una o dos semanas porque, además, son momentos de mucha movilidad", opina López Guerrero, que cree que "tan abruptamente como han subido, se puede esperar que empiecen a bajar".
Rosell, por su parte, estima que no podemos estar lejos del pico de la ola, pero subraya que las cifras oficiales aún no han reflejado el efecto de las reuniones de Nochebuena y que aún hay que superar un potencial "evento supercontagiador" como la Nochevieja. "Estamos preocupados, porque el año pasado en Castilla y León la incidencia se multiplicó por doce cuatro semanas después de las fiestas. No es descartable que batamos los récords que han alcanzado otros países europeos", advierte.
La positividad más alta de toda la pandemia
Desde el 2 de diciembre, la positividad -el porcentaje de personas con un resultado positivo de entre todas aquellas a las que se les ha practicado una prueba- en España no ha dejado de crecer.
A comienzos de mes se situaba en el 7,2 %, por encima del umbral de la OMS, fijado en un 4 % para controlar la transmisión comunitaria. Ahora se coloca en el 20,5 %, el porcentaje más alto de toda la pandemia y casi el triple que hace cuatro semanas. Por provincias, la mayoría llega a Nochevieja con una positividad por encima del 15 %, el nivel más alto fijado por el Ministerio de Sanidad; muchas de ellas superan incluso el 25 %.
Pese a que el indicador es de por sí elevado, muchas pruebas están escapando al conteo de Sanidad y harían aumentar aún más el porcentaje actual. Ello se debe a que parte de la población, por unas razones o por otras -reuniones en las festividades navideñas, contactos estrechos con personas contagiadas, colapso en centros de salud-, ha visto en los test de antígenos una herramienta para poder conocer su situación frente al coronavirus.
Algunas comunidades como Madrid, Cataluña o el País Vasco han comenzado a incluir estos positivos en sus estadísticas y reclaman que sean considerados ‘válidos’. Sin embargo, el organismo liderado por Carolina Darias solo contabiliza aquellos confirmados en un punto sanitario. El pasado miércoles la ministra reconoció la “situación de embotellamiento” de las últimas jornadas, pero también admitió que la revisión de la contabilidad de los contagios se seguirá tratando en la Comisión Nacional de Salud Pública.
Asimismo, la positividad puede estar influenciada por el perfil de las personas que realizan los test. Y, en cualquier caso, Ignacio Rosell advierte que la capacidad diagnóstica puede alcanzar su límite si los casos siguen creciendo como en los últimos días: "No vamos a ver incidencias de 15.000 o 17.000 casos porque no tenemos cómo medirla".
La letalidad sigue siendo siendo reducida
La vacunación contra el coronavirus también tiene otro efecto positivo: la letalidad se ha reducido de forma considerable a pesar de las altas tasas de incidencia. Por el momento los fallecimientos se mantienen sin grandes subidas, aunque ya se han anotado más de un centenar diarios durante los últimos días.
No obstante, y a pesar de que las cifras siguen lejos de la tercera ola, con los casos aún en subida exponencial no es descartable que las muertes aumenten en las próximas semanas. Y es que incluso con una letalidad reducida respecto a otras olas de la pandemia -en la primera fue del 11,3 %, pero en la quinta bajó hasta el 0,3 %-, una gran cantidad de contagios puede desembocar en numerosos fallecimientos.
Tras unas primeras Navidades bajo toques de queda y cierres perimetrales, todo el mundo esperaba que por estas fechas la situación estuviera más controlada que hace un año. Un mes atrás España era uno de los países con mejor situación epidemiológica, pero los avisos que llegaban desde el otro lado del continente, con cifras récord ante el avance de ómicron, han acabado por impactar durante estas festividades.
La llegada de la vacuna y las altas tasas de cobertura en el país están marcando la diferencia en el cierre de este año -cerca de un 80 % de la población cuenta ya con la pauta completa y un 28 % tiene una dosis adicional-, pese a los máximos que se están marcando en el resto de indicadores.
Si se tiene en cuenta el cierre de año de 2020 y 2021 respectivamente, la incidencia y la positividad son los valores más elevados, especialmente tras el desembarco de ómicron. La saturación de los hospitales y el número de fallecimientos no son los de hace un año, pero como ya hemos visto, no hay que bajar la guardia durante estas fiestas.
"Los casos van a seguir subiendo durante más de una semana y las fiestas de Fin de Año se van a notar, pero quiero ser optimista y pensar que dentro de dos semanas, como hemos visto en otros países, empezaremos a ver descensos en los casos", insiste José Antonio López Guerrero. Por el momento y hasta que ese descenso se materialice, España empezará el nuevo año en lo más alto de la ola pandémica.