Kirk Douglas y la película maldita de los Oscar: así fue el batacazo de su carrera
- La película dirigida por Vicente Minnelli obtuvo uno de los seis Oscar a los que estaba nominada
- Kirk Douglas estaba convencido de que lograría la estatuilla con su papel de Van Gogh
- No te pierdas su papel en El loco del pelo rojo (1956), esta noche en Días de Cine Clásico
La vida del genio Vincent Van Gogh ha sido llevada a la gran pantalla por muchos cineastas, entre ellos Alain Resnais, Akira Kurosawa o Robert Altman, pero muy pocos (si es que existe algún otro) lo han hecho con el detalle del director Vincente Minnelli en El loco del pelo rojo (1956), la cinta que esta noche podrá verse en Días de Cine Clásico de La 2.
Lust for life, como se tituló en inglés, fue el primer proyecto que Minnelli no realizaba por encargo de la compañía MGM y aspiraba a ser la gran obra de arte del director. Una producción impecable, basada en la novela homónima de Irving Stone, en la que el universo del pintor holandés cobró vida gracias a majestuosos y llamativos decorados. Los fotogramas se convirtieron en pinceladas e incluso el propio Kirk Douglas se mimetizó tanto en el papel del excéntrico artista que no era capaz de abandonar el personaje.
Para lograr mayor realismo, el rodaje se traslado a los escenarios en los que el propio Van Gogh había vivido y pintado algunos de sus obras más famosas. Ciudades como Auvers-sur-Oise, Arlés o Saint-Rémy se transformaron en óleos panorámicos. Tal era la obsesión por el detalle del director que llegó a encargar que se tiñera la hierba de amarillo para aproximar su efecto cromático al de los cuadros del pintor, o que se trasladaran varios árboles de gran tamaño para que lugares como el asilo de Saint-Rémy, aparecieran ante nuestros ojos idénticos a cómo Van Gogh los había inmortalizado.
Una producción cuidada al detalle
Para capturar el trazo grueso y vibrante, los cuadros originales se fotografiaron en placas de gran tamaño, de 8 x 10 pulgadas. Luego se proyectaron por debajo de unas mesas especiales del departamento de efectos, con el tablero traslúcido. Un costo altísimo, pero que merecía la pena para una película en la que todos estaban convencidos arrasaría en los Oscar.
Contar con Kirk Douglas para el papel del pintor tampoco era casualidad. El director era consiente del más que razonable parecido que este guardaba con el holandés. Además, ambos ya habían trabajado juntos en otras películas, se conocían y compartían su fascinación por el pintor.
Todo por el Oscar
La entrega con la que Douglas se volcó para este papel estaba al nivel de la de su director y eso se vio reflejado en su gran actuación. El actor estaba convencido, como el resto del equipo, que esta también sería la gran oportunidad de Douglas para conseguir la deseada estatuilla de oro. Un premio al que ya había aspirado en dos ocasiones anteriores por sus trabajos en Ídolo de barro (1949) y Cautivos del mal (1953), también junto a Minnelli.
Con una gran acogida del público en salas y situada como una de las favoritas en los Oscar, donde entró a competir con seis nominaciones (Actor principal, Dirección de Arte, Guion adaptado, Mejor película, Mejor director y Mejor actor secundario), todos creyeron que su triunfo en la ceremonia de 1957 estaba más que asegurada. El propio Douglas estaba convencido de que este sería su año. Sin embargo, la suerte no se puso de su lado.
El loco del pelo rojo tuvo que conformarse con un Oscar, el que logró Anthony Quinn por su interpretación del amigo de Van Gogh y también pintor Paul Gauguin. Un batacazo a las expectativas de todos y especialmente del eterno aspirante, Kirk Douglas, que después de todos los esfuerzos y sacrificios que realizó para meterse en este complicado papel, repudió al personaje y no quiso ver jamás aquella película. Tendría que esperar hasta 1996, para poder rendir cuentas y alzarse con el Oscar de Honor a toda una carrera.
No te pierda esta noche a Kirk Douglas en El loco del pelo rojo (1956), de Vicente Minnelli. A las 22.00h en Días de Cine Clásico de La 2.