El coronavirus deja ya más de dos millones de fallecidos en todo el mundo con América a la cabeza de las cifras. Sin embargo, mientras Asia, África y Oceanía apenas superan el 20 % de las muertes, Europa se sitúa a la cabeza en decesos en función de su población.
En China preocupan los brotes de COVID-19 en el noreste del país, con cifras similares a las de marzo. Allí siguen con la campaña de vacunación masiva, que han bautizado como "Muralla Inmune", y que pretende vacunar a 50 millones antes del 12 de febrero, día del Año Nuevo Lunar, la principal fiesta de los chinos... Un equipo de Televisión Española ha entrado en uno de esos centros de vacunación, en uno de los principales distritos de Pekín.
Los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que investigarán el origen del coronavirus han llegado a la ciudad china de Wuhan, donde se detectó el primer foco. El grupo llega un año después de que se informara del primer brote y parte de su investigación se centra en la fuente animal del coronavirus. Dos de los diez científicos han dado positivo en la prueba que se han realizado en Singapur, donde se han tenido que quedar. El resto deberá guardar una cuarentena de 14 días en las habitaciones del hotel de Wuhan, aunque podría aumentar a 21 días por los positivos de sus compañeros.
China ha registrado el primer muerto en ocho meses y ha confinado a más de 11 millones de personas por un brote en Hebei. La noticia ha coincidido con la llegada a Wuhan de un equipo de científicos de la OMS que va a investigar junto a China el origen del coronavirus. La misión se fue retrasando por los trámites burocráticos que impone Pekín. Eran diez científicos, pero dos no han podido entrar porque han dado positivo. Los ocho restantes no podrán ponerse a hacer trabajo de campo porque tienen que guardar una cuarentena de dos semanas en sus habitaciones.
El chino Jack Ma, fundador del grupo Alibaba, un gigante del comercio electrónico, está en paradero desconocido desde hace meses. Criticó el sistema financiero de su país y no ha vuelto a aparecer públicamente, en medio de rumores de que el régimen chino nacionalice la empresa.
Cada vez son más los países que endurecen las restricciones ante el aumento de casos de COVID-19 y vuelven incluso a confinamientos estrictos. Lo va a aprobar este miércoles Portugal, donde se han duplicado los contagios. Y también China. Allí han confinado a los 11 millones de habitantes de una ciudad con apenas 600 casos. [Coronavirus: última hora en directo]
Ambas compañías solicitaron el miércoles la autorización a la Administración Nacional de Productos Médicos (NMPA) tras informar de que la eficacia de la vacuna era del 79,34 %, según datos provisionales derivados de la fase 3 de ensayos clínicos. En junio ya se aprobó la utilización de varias de las candidatas a vacuna desarrolladas en el país para ser administradas en casos "de urgencia", es decir, personas altamente expuestas a riesgo de contagio.
Las empresas europeas tendrán a partir de ahora un trato más justo en China. Accederán a su mercado en condiciones similares a las que las chinas tienen en Europa. Las compañías europeas ya no estarán obligadas a tener socios chinos ni a compartir su tecnología con ellos. Mientras, el gigante asiático se compromete además a ser más transparente con subvenciones y ayudas.
El llamado 'Acuerdo de inversiones' entre Bruselas y Pekín llega tras 7 años de conversaciones, que se han acelerado en las últimas semanas. Sobre todo, después del compromiso chino de ratificar las convenciones de la Organización Internacional de Trabajo. Entre ellas, la que condena los trabajos forzosos, una de las principales preocupaciones de la Unión Europea.
El acuerdo, que tiene que ratificarse en un parlamento europeo con dudas sobre el respeto a los derechos humanos en China, genera también algunas reticencias en la entrante administración Biden en EE.UU. El acuerdo podría suponer el primer choque con la nueva Administración Biden en Estados Unidos a poco más de 20 días de que tome posesión.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente chino Xi Jinping, han sellado un gran acuerdo de inversiones que llevaban negociando casi siete años después de que China haya aceptado las exigencias europeas sobre los derechos laborales, las garantías medioambientales y la igualdad de competencias entre empresas. El acuerdo supone que las empresas europeas que operan en el gigante asiático tendrán acceso a más sectores y viceversa. Pekín busca acercarse a Bruselas a la vista de que la administración Biden no va a dar un giro de 180 grados a la relación de Estados Unidos con China. Lo acordado hoy no entrará en vigor hasta dentro de unos meses porque aún debe ser aprobado por los 27 estados miembros y por la Eurocámara.
Zhang Zhan ha sido condenada a cuatro años de prisión acusada de "provocar altercados y de difundir información falsa". Varias ONG dicen que el juicio es una farsa, mientras que la ONU también ha mostrado su preocupación y ha pedido su liberación. Zhan, de 37 años, no es una profesional de la información sino que ejerce lo que se denomina "periodismo ciudadano": viaja con su teléfono a distintos lugares y luego cuelga los vídeos que graba en plataformas y redes sociales. Así accedió, por ejemplo, a la zona de emergencias de un hospital de Wuhan, en lo más duro de la pandemia de coronavirus. Y documentó con sus grabaciones el aspecto de lo que aquellos días era una ciudad fantasma. Sus crónicas, que daban una imagen muy alejada de la oficial del Gobierno chino, la pusieron en el punto de mira de las autoridades. La fiscalía la acusaba de" publicar informaciones falsas" y aceptar entrevistas con medios extranjeros para "exagerar maliciosamente" la situación del coronavirus en Wuhan. La bloquera lleva semanas en huelga de hambre. Naciones Unidas ha pedido su liberación y lamenta las "restricciones excesivas a la libertad de expresión" vinculadas con la COVID-19. [Última hora coronavirus]
Un tribunal de Shanghái ha condenado a cuatro años a la periodista Zhang Zhan por "provocar altercados y buscar problemas". La periodista llegó a Wuhan a principios de febrero para informar de cómo se estaba luchando contra la pandemia en la zona cero del coronavirus. Denunció la mala situación de los hospitales, con camas instaladas en los pasillos y pacientes en el suelo, y criticó la caótica respuesta de las autoridades locales y el acoso sufrido por familiares de víctimas, así como la detención de varios periodistas y ciudadanos que intentaron documentar lo que se estaba viviendo en Wuhan. Zhang Zhan inició en septiembre una huelga de hambre para denunciar su arresto, y se encuentra en un estado muy débil según sus abogados.