Mientras muchos huyen del sur del Líbano, hay un grupo de religiosos españoles que ha decidido quedarse a pesar de la guerra. Allí mantienen un proyecto de ayuda a familias desplazadas.
La guerra en Líbano ha vaciado los pueblos del sur del país donde los ataques son más intensos, pero hay un centro, no muy lejos de la frontera, donde religiosos y voluntarios, han decidido quedarse porque -dicen- ahora es cuando más se les necesita.
Cada día, desde que comenzó la ofensiva israelí, acogen por unas horas a decenas de niños de aldeas próximas. Se les da al menos una comida y se les proporciona un lugar seguro donde olvidarse de la guerra.
No hay tiempo para el miedo en este equipo formado por personas de 7 confesiones, que atienden a más de 1.300 familias, a las que también reparten ayuda humanitaria y que, son, según dicen, un ejemplo de resiliencia.
El proyecto Fratelli comenzó hace 10 años para ayudar sobre todo a niños de familias refugiadas sirias, pero ahora se enfrentan a un nuevo reto: la avalancha imparable de los desplazados libaneses.
FOTO: EFE/EPA/STR