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Tras la anulación de la primera vuelta en las elecciones presidenciales, la ultraderecha rumana ha escenificado una protesta para posicionarse en contra del veto del Tribunal Constitucional. Varias decenas de organizaciones civiles habían pedido su cancelación ante las dudas sobre injerencias mediante el uso de cuentas masivas en TikTok afines al candidato Calin Georgescu. Pero los servicios secretos rumanos no reaccionaron con rapidez para denunciar las irregularidades, ante la división existente entre los proeuropeístas y prorrusos.

Un político sin partido, con 313.000 seguidores en TikTok, y descartado por todos los sondeos. Es Calin Georgescu, el ganador de la primera vuelta de las presidenciales en Rumania. Bajo el lema "Recuperar Rumania juntos y unidos a Dios", Bucarest se sorprendía por la victoria de este exprofesor de 62 años, que ha trabajado largo tiempo en programas de desarrollo de Naciones Unidas. Crítico con la Unión Europea y la OTAN, y admirador público de Ion Antonescu, antiguo dictador rumano aliado de Hitler, sus palabras han provocado incluso el reproche de la ultraderecha rumana. Pese a ello, Georgescu ha cosechado más de dos millones de votos, casi el 23% de electorado, y se jugará la presidencia con la conservadora Elena Lasconi. Mientras, en Rusia, el Kremlin dice que "no conoce suficientemente" a Georgescu, que propone acercarse a Moscú, como ya han hecho Hungría o Eslovaquia.