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La figura del rey es una de las líneas rojas que ningún marroquí debe traspasar. En su primer discurso televisado, Mohamed VI prometió acabar con la desigualdad y a pobreza, pero 25 años después, Marruecos sigue siendo un país de desigualdades, aunque él ha logrado multiplicar la fortuna que heredó gracias a su propio imperio empresarial.

Apoyo el pluralismo político y, al calor de las primaveras árabes, supo adelantarse con una nueva constitución en 2011, en la que dejo de ser un rey sagrado, se redujo poderes y convirtió el país en una monarquía parlamentaria. Es un monarca que además de reinar, gobierna: puede nombrar a presidentes, ministros y todo lo que se aprueba tiene que llevar su firma.

Hoy, 24 de junio, se cumplen dos años del salto a la valla de Melilla, que se saldó con al menos 37 fallecidos. El episodio "más mortífero que se ha registrado hasta la fecha en una frontera terrestre en la Unión Europea", según José Bautista, director de investigaciones periodísticas de porCausa. José Bautista teme que esto se vuelva a repetir porque, hasta el momento, ni España ni Marruecos han asumido responsabilidades "ni políticas ni judiciales". "Los ingredientes que dieron lugar a aquella masacre están encima de la mesa y esto podría volver a pasar", señala.

Una investigación independiente vincula a España y Marruecos con la tragedia, pero la Fiscalía española no ha encontrado indicios de delito en el comportamiento de los agentes españoles. Respecto a esta investigación, José Bautista cree que sí es necesaria porque aquel día se cometieron "muchos errores". Además, el director de investigaciones periodísticas de porCausa indica que lo que intentó Marruecos ese 24 de junio fue hacer una "demostración de fuerza para hacer valer su rol de guardián fronterizo” y que esto no debería ser "tolerable en un Estado de derecho donde se supone que rige la ley".

Por otro lado, también alerta del camino que está tomando la alianza de Marruecos con la Unión Europea y España: "Va por el sentido de reprimir flujo migratorio a cambio de dinero".

Este reportaje amplifica las voces de tres mujeres referentes en la lucha por los derechos y las libertades individuales en Marruecos. Las feministas tradicionales y ciberactivistas marroquíes han conseguido que se ponga en la agenda la revisión del código de las familias en Marruecos. Camélia Echchihab, fundadora de la iniciativa periodística Feminicides Maroc, que contabiliza los feminicidios a falta de la tipificación estatal del delito; Mariyem Gamar, activista feminista y LGBT+; y Ghizlane Mamouni, fundadora del colectivo Kifmama Kifbaba, hablan de esas victorias y desafíos, en un momento de esperanza. Como dice Mamouni: "Marruecos aspira a ser un centro internacional, reconocido por el deporte, el turismo, la hospitalidad y la cultura. Es hora de que también seamos un ejemplo en el respeto a los derechos humanos". Un reportaje de Laura Valentina Cortés Sierra.

Desde el 11M, las autoridades marroquíes expresaron su voluntad de colaborar con la policía española en la lucha antiterrorista. Fue casi un año antes cuando Marruecos vivió su peor atentado en Casablanca con una treintena de muertos. Desde 2017, el gobierno marroquí empezó un programa para rehabilitar y reinsertar terroristas arrepentidos, donde reciben talleres, charlas y asesorías para adquirir habilidades que faciliten su integración socioeconómica. Más de 300 reclusos se han beneficiado de este programa, y algunos han sido indultados por el rey. En la última década, Marruecos ha logrado desmantelar unas 100 células yihadistas. Informa la corresponsal de RTVE, Ana Jiménez.

Solo tres de los condenados por los atentados del 11M continúan en prisión. Jamal Zougam fue condenado a casi 43.000 años por ser uno de los autores materiales de los asesinatos; Othman el Gnaoui, a casi 35.000 años por transportar los explosivos y al español José Emilio Suárez Trashorras, 34.000 años por ser cooperador necesario por suministrar la dinamita. Los 15 restantes ya terminaron sus penas y 8 de ellos fueron expulsados a su país, la mayoría a Marruecos. Los detalles con Gema Alfaro.

Se cumplen seis meses del terremoto que devastó las zonas montañosas del sur de Marruecos. Dejó casi 3.000 muertos, 19.000 heridos y borró del mapa cerca de 3.000 aldeas. 

A Omar se le desplomó la vida al mismo tiempo que las paredes de su casa. Entre ruinas, nos enseña dónde dormían. En pie, solo ha quedado una viga. Aquella noche a la familia de Omar les dio tiempo a salir corriendo. Sus dos hermanos que vivían al lado no pudieron salvarse.

Omar baja ligero para enseñarnos dónde viven ahora. A escasos metros y cerca del río han instalado la tienda de campaña, pero el riesgo de que la montaña se desmorone continúa.

Bajo plásticos han creado algo parecido a un hogar que comparten con dos cuñadas y sus hijos. Omar recibe una ayuda de 250 euros mensuales durante un año, pero ha tenido que vender los pocos animales que tenía, no podía mantenerlos. 

Ahora la aldea tendrá que trasladarse de lugar aunque los vecinos no quieran pero es demasiado peligroso vivir bajo una montaña herida de muerte.

En esta aldea murieron 84 personas aplastadas por la montaña que se desplomó sobre sus casas mientras dormían. Tardaron 12 días en poder rescatar todos los cuerpos. Y para no olvidarlos, los del pueblo han escrito en este trozo de muro la fecha del terremoto y esta frase: "Descansen en paz".

Se cumplen seis meses del devastador terremoto que afectó el centro de Marruecos, sobre todo a zonas rurales de la cordillera del Atlas aunque también a la ciudad de Marrakech, donde muchos españoles se encontraban haciendo turismo. En total hubo casi 3.000 muertos y más de 5.000 heridos. Cientos de miles de personas han pasado el invierno en tiendas de campaña y aunque ya han empezado los primeros trabajos de reconstrucción, muchas poblaciones han quedado tan dañadas que sus vecinos jamás podrán volver a sus hogares.