Las cifras confirman que en España hay techo de cristal: las mujeres en cargos de directoras generales en nuestro país no llegan al 3%, y solo cuatro de cada diez miembros del consejo de administración son mujeres. Las mujeres cobran menos nocturnidad y extras por atender familiares y, aunque las juezas ya son mayoría, muy pocas presiden el Tribunal de Justicia de su comunidad. Ainhoa Caballero, periodista de RNE, habla con tres mujeres en el ámbito científico de tres generaciones diferentes: Rosa Menéndez, la primera mujer presidenta del CSIC desde 2017 a 2022, Ana María Vicedo, investigadora de la Universidad de Berna y epidemióloga ambiental, y Marina Simón, estudiante del Grado de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad Politécnica de Valencia.
Menéndez, a un año de jubilarse, admite que le supuso "un esfuerzo superior a muchos de ellos", en relación con temas como la conciliación familiar, y lo achaca en parte a "la educación que hemos recibido, que quieres estar presente en todos los sitios y te cuesta delegar a nivel personal, familiar...". Vicedo, por su parte, ve la situación más complicada cuando se ha encontrado en la posición de liderar un equipo: "Estás pendiente de promociones internas para coger posiciones estables y a la vez estás en un periodo de criar hijos". Simón, aunque ve poca presencia de mujeres en Aeroespacial, tiene esperanza: "Confío en que poco a poco se pueda desarrollar una ciencia sin limitaciones y que en vez de centrarnos en el género, simplemente [nos centremos] en las capacidades de cada uno y que el mejor llegue a la posición de liderazgo", dice.