Sudáfrica ve con alivio su situación sanitaria después de haber sido el epicentro de la variante ómicron. En el segundo aniversario de la declaración de la pandemia, vemos cómo está el país africano tras una crisis, no solo sanitaria, sino también económica e institucional.
La pandemia ha dejado un rastro enorme de pobreza en un país que ya soportaba tasas de desigualdad muy grandes: 1 de cada 6 sudafricanos acabó el año pasando hambre según datos oficiales, ante una economía que no ha conseguido despertar tras el confinamiento. El gobierno ha prometido paquetes de estímulos que tardan en llegar. Esta situación ha provocado que a penas un 22% de los sudafricanos confíen hoy en su gobierno. Una crisis institucional que vive el país desde que Jacob Zuma tuvo que dejar la presidencia por corrupción: muchos se enriquecieron, mientras otras personas morían en las camas de hospital. Aseguran que la corrupción se ha infiltrado en todos los niveles de la administración y es necesario que se hagan reformas inmediatas para evitar una nueva fractura social.
Informa Santiago Barnuevo, enviado especial a Ciudad del Cabo