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Las fuerzas de seguridad kenianas han conseguido liberar a casi todos los rehenes que todavía estaban retenidos en el centro comercial de Nairobi. Al menos dos atacantes habrían muerto en el asalto, que aún continúa otros estarían heridos. Desde el sábado, más 60 personas han perdido la vida y 175 han resultado heridas.

La española Ángela Messenguer, que tiene una tienda de moda en el centro comercial atacado en Nairobi, cuenta su experiencia y las de sus trabajadores.

Intenso tiroteo y explosiones en el centro comercial de Nairobi, donde siguen atrincherados los islamistas que atentaron el sábado. Las fuerzas de seguridad de Kenia han asaltado el lugar a primera hora. La mayoría de rehenes fueron liberados anoche, pero los terroristas amenazan con matar a los que aún estan dentro. El número de víctimas mortales por el atentado asciende a 68 personas y hay 175 heridos.

En Kenia hay una operación militar en marcha para liberar a los rehenes retenidos desde hace más de 30 horas en un centro comercial de Nairobi. Ocasionalmente, se oyen disparos y explosiones, pero hay poca información sobre lo que está pasando en el interior. Según Cruz Roja, hay 68 muertos.

Al Shabab, la rama de Al Qaeda en el cuerno de África, dice que ha actuado en represalia por la presencia de las Fuerzas Armadas de Kenia en Somalia. Están allí dentro de la misión de la ONU, para defender al gobierno de milicias islamistas.

Violento asalto a un concurrido centro comercial en Nairobi, la capital de Kenia. Según la policía, habría 30 muertos y al menos 60 heridos. El ataque ha sido reivindicado por la milicia radical islámica somalí Al Shabab. Los asaltantes siguen atrincherados, en el complejo comercial de Westgate, donde habría numerosos rehenes. Entre los retenidos que ha podido rescatar hay dos españolas, que están ilesas.

Saif al Islam, uno de los hijos de Muamar al Gadafi, espera juicio en Libia. Capturado por los rebeldes libios en noviembre de 2011, cuando intentaba huir a Níger, desde entonces está retenido por una de las milicias que imponen su ley. El débil gobierno libio ni siquiera ha podido ponerle bajo custodia en una cárcel oficial. Amnistía Internacional le ha visitado recientemente y denuncia sus condiciones de reclusión. La Corte Penal Internacional asegura que Libia es incapaz de someterle a un juicio justo, sobre todo por problemas de seguridad.