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Son las altas temperaturas las que están adelantando, cada vez, de forma más más frecuente el inicio de las vendimias españolas. Los viticultores andaluces son los primeros en recolectar la uva. En el condado de Huelva, (uno de los de mayor solera con su propia Denominación de Origen protegida), ya lo están haciendo.

Desde todos los ámbitos se buscan soluciones para paliar la sequía. Por ejemplo, la Universidad Loyola ha creado un sistema informático de monitorización y gestión para ahorrar agua en la agricultura. Funciona con Inteligencia artificial "Learn Machine" similar a ChatGPT.

El Godello se ha convertido en uno de los vinos gallegos de moda. Su boom es tal que hasta a los productores les cuesta encontrar terrenos para producir esta uva autóctona de Ourense. Tras estar a punto de desaparecer hace más de cuarenta años por una plaga, la superficie cultivada de esta variedad ha pasado de 300 a 600 hectáreas en 10 años. 

Foto: Carlos Castro / Europa Press

Las altas temperaturas unidas a la falta de lluvias están haciendo mella en el campo. La vendimia ha tenido que adelantarse en varias zonas de España y la producción puede ser menor que la de otros años, tal y como nos cuenta José Luis Benítez, director general de la Federación Española del Vino. "Venimos arrastrando una situación de sequía muy prolongada desde hace años. Este año además las temperaturas muy elevadas de la primavera hicieron mucho daño. Esto se va a traducir en una menor cosecha, aunque hasta el rabo todo es toro. Todo dependerá de si hay tormentas a finales de agosto. Lo que es innegable es que el cambio climático es una realidad y afecta a la cantidad y a la calidad de la uva".

Comienza la vendimia de las variedades más tempranas en Castilla-La Mancha, pero lo hace con un adelanto de una semana. La sequía y las altas temperaturas han provocado que variedades como la chardonnay se recojan antes, aunque los expertos del sector señalan que este año viene mejor para la maduración de la uva. El calor diurno y las bajadas de temperaturas por las noches han propiciado que la planta no genere estrés. 

Foto: EFE/ Zipi

Ana María Martos, conocida como Anita la Cortijera, es una joven agricultora y ganadera de Granada que empezó a hacer vídeos en la pandemia. No se considera influencer, pero acumula miles de seguidores en sus redes sociales, donde reivindica la figura de la mujer dentro del sector agrario y visibiliza las tareas del campo. “Sobre todo me gusta dar a conocer lo que hay detrás de cada alimento y producto que llega a casa”, nos explica en Las Mañanas de RNE. Asegura que son “cosas cotidianas” para ella, pero que a mucha gente le sorprende.

La Cortijera nos cuenta que sus abuelos son sus referentes y que la pasión por el campo le viene desde la cuna. “Mi abuelo me hizo una silla pequeña de mimbre para ordeñar” y así reivindica el papel de la gente mayor. “Hay que valorar el trabajo de las generaciones pasadas, son un gran foco de sabiduría y, si no fuera por ellos, habría muchas carencias en el mundo”.

La joven granadina de 20 años asegura que en España “infravaloramos el sector primario” y reivindica que se trata de “un oficio de sabios”, aunque cree que la mentalidad ha cambiado a raíz de la pandemia. Sobre cómo es ser mujer en un sector masculinizado, Ana María explica que “la mujer ha estado en el campo siempre”, aunque hayan estado invisibilizadas, y nos cuenta que su hermana y ella han estado desde pequeñas subidas al tractor.

El precio medio del aceite en los supermercados ronda los 8 euros el litro, según la OCU, y algunos avisan de que puede haber desabastecimiento. La sequía y la climatología hacen mella en los olivos y Álvaro Olavarría, Director Gerente en Oleoestepa, nos cuenta que “estos precios no se han conocido nunca”. "Han subido un 84% desde hace un año, desde junio y julio de 2022", nos explica en Las Mañanas de RNE.

Olavarría advierte que el aforo de cosecha para la campaña de 2023-2024 espera una producción de 740.000 toneladas de aceite, “que sigue siendo muy poca producción” y avisa de otro agravante: el stock de enlace (las existencias de aceite de una campaña a otra). “España es la despensa del mundo y eso hace que falte el 50% de la producción mundial”, explica. Dentro de los aceites de oliva, especialmente la calidad de “virgen extra” es la que hay menos existencias y puede haber puntualmente problemas de abastecimiento. “Puede ocurrir que haya un cambio de hábitos y nos vayamos de un aceite vegetal a otro”, asegura.

El nivel de los embalses españoles sigue bajando, una tendencia que no se revertirá hasta el otoño, según el profesor de investigación del Instituto Pirenaico de Ecología del CSIC, Sergio Vicente, que considera que para intentar frenar la sequía es fundamental reducir la demanda de agua, especialmente la de la agricultura de regadío que consume el 80% de los recursos hídricos superficiales y subterráneos. "Hay que actuar sobre los regadíos, los trasvases son pan para hoy y hambre para mañana, solo aumentan la incertidumbre y la vulnerabilidad", ha explicado Vicente.

La cosecha del cereal en Córdoba ha perdido esta campaña entre el 60 y el 70 por ciento de su producción. La organización agraria Asaja lo achaca a la falta de lluvias en invierno y primavera, que ha impedido que los cultivos alcancen la talla para su recolección. Precisamente para afrontar la sequía y el aumento de temperaturas por el cambio climático, ya se investigan nuevas semillas que se adapten mejor a las condiciones del futuro.

España registra el mayor aumento del precio del aceite de oliva virgen extra de la Unión Europea, según un informe comunitario. y podría seguir subiendo, apunta el sector. La sequía y el calor están dañando el olivar, la producción apenas llegará a la mitad y las reservas, advierten, se agotan.

Además de la sequía, el excesivo calor está haciendo estragos en muchas cosechas de fruta y muchos de los frutos más expuestos al sol se queman, literalmente, hasta el punto de que no se pueden aprovechar ni siquiera para hacer zumo. Si se avanza en la cadena de valor, esto termina notándose en los mercados, donde los consumidores ya aprecian una falta de sandías y melones, en parte producida por las granizadas vividas el pasado mes de mayo.

Foto: GETTY