- La pompa británica es la que más vende y ha vuelto a batir récords
- Más allá de las cuotas de audiencia, exportan una imagen de unidad
- ¿Ha sido un rejuvenecimiento de la monarquía o un espectáculo popular?
Ver también: Especial Boda real inglesa
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Apenas tocadas las once de la mañana Kate Middleton ha bajado del Rolls Royce real, ya restaurado, y ha mostrado al mundo el secreto mejor guardado de esta boda, su vestido de novia. Del brazo de su padre, que no es aristócrata, sino un exitoso hombre de negocios, Kate ha entrado en la abadía de Westminster.
La iglesia de las coronaciones desde la invasión de los Normandos. La iglesia donde se casó la reina. Y la iglesia donde el Príncipe Guillermo con 15 años asistió al funeral de su madre, Diana de Gales.
Algunos estuvieron entonces y han vuelto este viernes. En total han asistido 1.900 invitados. Unos, por protocolo: el Gobierno, los representantes de la Commonwealth, el cuerpo diplomático, otras realezas. Y otros porque son familia, amigos o tienen algún vínculo, civil o militar, con los novios.
El momento del sí quiero ha llegado en un cuarto de hora. El príncipe Guillermo y Kate Middleton han intercambiado los votos. Y en el caso de ella se ha suprimido lo de obedecer al marido. Más acorde con los tiempos, como lo ha sido su noviazgo, que ha durado más de ocho años y ha incluido convivencia. Una relación que consideran más sólida tanto para su matrimonio como para la monaquía, cuya útima crisis la desenadenó la muerte de Diana.
Si se cumple el guión, la pareja volverá a la abadía para la coronación del Príncipe Carlos y, después, para la coronación del propio Guillermo. Sin adelantar acontecimientos, el balance es de una celebración sin percances, ni lluvia. Y la mayoría de británicos vuelven a decir orgullosos que nadie como ellos para organizar estas pompas.
Los británicos celebran la boda real con fiestas callejeras
30 años separan la boda del Príncipe Guillermo y su padre con Diana de Gales. Épocas bien distintas pero sobre todo parejas muy diferentes. Las biografías y los estilos de Diana y Catalina se parecen muy poco. Donde más se notan las diferencias es en los vestidos de las novias.En el de Catalina, el encaje protagonista, líneas depuradas, cuerpo ceñido y una cola de casi 3 metros. Nada que ver con Diana: volantes y volúmenes llamativos, abundancia de velos y sedas y la cola de 8 metros.
Dos estilos de mujer y dos maneras bien diferentes de llegar al altar.
Lady Di lo alcanzó tras un corto noviazgo,apenas conocía a su futuro marido.La eligieron porque pertenecía a la aristocracia británica.
A Catalina la eligió un príncipe enamorado. Además parte con la experiencia de 8 años de relación con él.
A las 9 y media hora española se abrían las puertas de la Abadía de Westminster y entraban los primeros, de los 1.900 invitados. Todas las casas reales han estado presentes en este enlace, entre ellos la reina Doña Sofía y los Príncipes de Asturias.
Además de la Reina y los Príncipes, ha acudido al enlace la Reina Margarita de Dinamarca, la princesa heredera de Suecia, los príncipes de Bélgica o la familia real griega.
Estás preciosa. Es lo primero que le ha dicho el príncipe Guillermo nada más ver a su futura esposa. Así ha comenzado la ceremonia de la que algunos llaman la boda del siglo. Ellos mismos han escrito sus votos matrimoniales, han elegido cada palabra. Guilllermo de Inglaterra declara su amor a Catalina, promete amarla y respetarla en la pobreza y en la riqueza, en la salud y en la enfermedad. Y lo hace ante una novia que parece que tiene un nudo en la garganta.
El 29 de abril se celebra en el Reino Unido el enlace entre el príncipe Guillermo y Kate Middleton, que a partir de ese momento se llamará Catalina de Inglaterra. De la pareja lo hemos visto casi todo, incluso su boda antes de que ocurriera.