Las tropas iraquíes ganan posiciones en torno a Mosul, incluso más rápido de lo que esperaban, dicen. Ya se encuentran a menos de 30 km de esta ciudad, en el segundo día de esta importante ofensiva para recuperar una ciudad en manos del Daesh desde hace dos años. Aun así, la batalla puede durar meses, con más de 3.000 yihadistas atrincherados que, se teme, podrían usar a la población civil como escudos humanos.
La ONU alerta del "riesgo extremo" para los civiles y advierte de que los combates podrían provocar la peor catatrófe humanitaria de 2017. Hasta un millón de personas podrían abandonar Mosul y convertirse en desplazados internos o refugiados en los países vecinos. La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) y ACNUR esperan una "una catástrofe humanitaria". El jefe de la misión de la OIM en el país, Thomas Lothar Weis, ha indicado que por ahora se ha detectado que muy pocas personas han huido de Mosul desde que comenzó la campaña este lunes, pero que "el número de huidos ascenderá dramáticamente una vez las fuerzas iraquíes se acerquen a las afueras de la ciudad". Una huida a través del desierto, con lo puesto y con el invierno a punto de llegar. Como ocurrió en Faluya.