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¿Qué ha pasado, qué está pasando y qué puede pasar en Ucrania después de 1.000 días de guerra? Lo analizamos con Christian Villanueva, director de la Revista Ejércitos, en este capítulo especial en el que, además, escuchamos las historias de dos matrimonios hispano-ucranianos que han recorrido caminos completamente opuestos desde que empezó el conflicto: Javier Larrauri y Olga Pronchuk vivían en Ucrania y desde que estalló la guerra residen en Alicante; Javier Espárrago y Natalia Kolomiiets, vivían en Dinamarca y decidieron regresa a Ucrania hace unos meses.

Estados Unidos ha autorizado a Ucrania a usar misiles de largo alcance contra Rusia, según publican medios estadounidenses. Era una de las principales demandas de Kiev. Llega a punto de cumplirse 1.000 días de guerra en Ucrania, y a dos meses para que acabe el mandato de Joe Biden al frente de la Casa Blanca. Justo este domingo, las fuerzas rusas han lanzado uno de los mayores ataques contra el sistema eléctrico de Ucrania de los últimos meses. Hay al menos siete fallecidos y cortes de luz en varias regiones del país.

Foto: REUTERS/Kevin Lamarque

Tras la invasión, la mayoría de puertos de Ucrania han quedado en manos rusas. El de Odesa es el único de gran capacidad que aún controla Kiev. Desde ahí salen el 95% de las exportaciones, a pesar de los continuos ataques de Moscú. Un proyectil ruso lanzado desde Crimea tarda 90 segundos en impactar en Odesa. El ejército ucraniano ha conseguido alejar a la flota rusa atacando sus barcos, pero es vulnerable a las armas de larga distancia. "Sus misiles balísticos son demasiado rápidos, necesitamos sistemas de defensa aérea", reclama Dmitro Pletenchuk, portavoz de las fuerzas navales.

A pesar de los ataques, Ucrania ha asegurado un corredor comercial hacia el Bósforo. "Ya exportamos casi los mismos volúmenes que antes de la guerra", asegura Ala Stoyanova, de la organización Odesa Agraria.

El viaje marítimo de los productos ucranianos es ahora más largo y, por tanto, más caro, pero Kiev mantiene su tráfico al abrigo de dos países costeros de la OTAN, Bulgaria y Rumania, mientras Rusia trata de conseguir la hegemonía del Mar Negro.