Tras la invasión, la mayoría de puertos de Ucrania han quedado en manos rusas. El de Odesa es el único de gran capacidad que aún controla Kiev. Desde ahí salen el 95% de las exportaciones, a pesar de los continuos ataques de Moscú. Un proyectil ruso lanzado desde Crimea tarda 90 segundos en impactar en Odesa. El ejército ucraniano ha conseguido alejar a la flota rusa atacando sus barcos, pero es vulnerable a las armas de larga distancia. "Sus misiles balísticos son demasiado rápidos, necesitamos sistemas de defensa aérea", reclama Dmitro Pletenchuk, portavoz de las fuerzas navales.
A pesar de los ataques, Ucrania ha asegurado un corredor comercial hacia el Bósforo. "Ya exportamos casi los mismos volúmenes que antes de la guerra", asegura Ala Stoyanova, de la organización Odesa Agraria.
El viaje marítimo de los productos ucranianos es ahora más largo y, por tanto, más caro, pero Kiev mantiene su tráfico al abrigo de dos países costeros de la OTAN, Bulgaria y Rumania, mientras Rusia trata de conseguir la hegemonía del Mar Negro.