El calentamiento del mar está comportando que sus habitantes se desplacen a otros territorios con aguas más frías para hallar condiciones de vida más favorables. Es lo que ha comprobado un equipo del Institut de Ciències del Mar-CSIC, en colaboración con el Centro de Investigación Marina y Alimentaria Azti, con un estudio que confirma que el cambio climático lleva 20 años transformando las capturas y los ingresos pesqueros.
La investigación, centrada en la costa catalana, muestra una tropicalización, es decir un aumento de especies de aguas cálidas, y una disminución de especies de aguas frías lo que se conoce como deborealización. En el litoral catalán la temperatura del mar ha subido cerca de 2 grados en casi 50 años si se toma como referencia la temperatura de las Medes con datos que ha ido recogiendo desde 1974 el meteorólogo aficionado Josep Pascual, conocido como el notario del mar de l’Estartit, unas mediciones que le han valido el reconocimiento de la NASA.
El aumento de la temperatura ha provocado que las gambitas de Huelva, que se solían pescar en el Estrecho de Gibraltar, ahora se capturen en la costa catalana con un incremento del 10 por ciento anual. De pescarse pocos gramos o ninguna hace unas décadas ahora se pueden coger hasta un centenar de kilos en una jornada. En cambio, la caballa se ha ido en busca de aguas más frías al igual que el pulpo y el salmonete de roca mientras que el atún, antes estacionario, ahora está todo el año en el litoral catalán.