El encarecimiento de los carburantes y los alimentos ha provocado que la inflación repunte en mayo hasta el 8,7%, cuatro décimas por encima del valor de abril, cuando se moderó 1,5 puntos con respecto a marzo.
Foto: Rober Solsona / Europa Press
El encarecimiento de los carburantes y los alimentos ha provocado que la inflación repunte en mayo hasta el 8,7%, cuatro décimas por encima del valor de abril, cuando se moderó 1,5 puntos con respecto a marzo.
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El IPC adelantado se sitúa en mayo en el 8,7 %. Los precios de los alimentos y de los carburantes se encarecen. La inflación subyacente, sin comida fresca ni energía roza el 5 %, su nivel más alto desde 1995.
Según el portal de empleo Infojobs, un 27% de los españoles se ha planteado dejar su trabajo este año. El año pasado solo lo hicieron 30.000 personas. No es similar a la llamada 'la gran dimisión' en EE.UU., donde, con la pandemia, más de 38 millones de personas dejaron sus empleos por padecer el "síndrome del trabajador quemado" o burnout, o para buscar mejores condiciones laborales como el teletrabajo. En España, con 3 millones de parados, los expertos coinciden: esto no está sucediendo.
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Hasta abril, los salarios pactados en convenios colectivos aumentaron un 2,4% respecto al mismo periodo de 2021. La inflación media ha rozado en el cuatrimestre el 8%. Parece que los efectos de segunda ronda están lejos de llegar. Pero, si los salarios no alimentan una espiral inflacionista, entonces, ¿qué puede hacerlo? Un estudio del Banco de Pagos Internacionales señala dónde puede estar el mal. Un reportaje de Daniel Hernández.