En su noveno vuelo de prueba, la nave Starship ha alcanzado la órbita terrestre. Un avance para la misión de la empresa SpaceX, del magnate Elon Musk.
El despegue desde la ciudad Starbase, al sur de Texas (México), ha transcurrido con éxito. Sin embargo, tras varios minutos de vuelo, las fugas de combustible han provocado la pérdida de control de la nave. Se ha desintegrado y ha caído al océano Índico. Razón por la que el cohete no ha podido desplegar los satélites que tenían previstos.
Este año se han hecho dos lanzamientos más, en enero y en marzo. Ambos terminaron con explosiones pocos minutos después. Esta vez, Starship, de 121 metros de altura, ha reutilizado el propulsor Super Heavy por primera vez.
Los grupos ambientalistas ya han denunciado los riesgos de este tipo de vuelos. Pese a ello, la Administración Federal de Aviación (FAA) ha aumentado el número de vuelos de SpaceX. En concreto, podrá volar hasta 25 veces al año.
Tras su paso por el Gobierno de Donald Trump, Elon Musk se va a centrar más en sus negocios y ha adelantado que los próximos tres lanzamientos serán menos espaciados en el tiempo. Es decir, “uno cada tres o cuatro semanas”, ha explicado el empresario.