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EE.UU., Reino Unido y Australia presentaron en la base naval de San Diego (California) los avances de AUKUS, la alianza que tiene como objetivo frenar el expansionismo militar China en el Indo-Pacífico. El anuncio no ha sentado nada bien a Pekín y Moscú. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha denunciado que se está apostando “por la confrontación”, mientras que Pekín asegura que la desatará “una carrera armamentística” y perjudicará “el acuerdo internacional de no proliferación nuclear”, así como “la paz regional”.

En una primera fase del pacto AUKUS, se destinarán a una base australiana cuatro submarinos estadounidenses y uno británico. En la segunda etapa, se venderá a Australia tres submarinos nucleares con la opción de compra de otros dos más que llegarán a partir de 2030.

Es la primera vez, en 65 años, que Washington transfiere tecnología nuclear a otro Estado y, aunque el proyecto supone una gran inversión económica, sus defensores aseguran que podría generar 20.000 empleos en las próximas tres décadas.

El objetivo del pacto AUKUS entre Estados Unidos, Australia y Reino Unido, aunque ninguna de estas potencias lo menciona, es unir fuerzas para contrarrestar la influencia de China en el Indopacífico. Pekín ya ha dicho que el plan dañará la estabilidad en la zona y acusa a los tres países de vulnerar el tratado de no proliferación de armas nucleares. 

Washington venderá tres, e incluso cinco, submarinos de propulsión nuclear a Australia. Y más aún, compartirá su tecnología para que pueda fabricarlos en el futuro. Mientras, se diseñarán y construirán en Reino Unido.

Foto: Jim WATSON / AFP

Estados Unidos lucha contra reloj para evitar que la caída del banco Silicon Valley arrastre a otras entidades. De momento, la Reserva Federal estadounidense no ha logrado atajar el nerviosismo y los mercados mundiales siguen sufriendo fuertes pérdidas. De hecho, el IBEX 35 ha llegado a perder un 4%, aunque ahora la caída es menor. Foto: AFP/NOAH BERGER

El analista de XTB, Joaquín Robles, ha defendido la solvencia de la banca europea, por el marco regulador, tras las quiebras del Silicon Valley Bank y el Signature Bank en Estados Unidos. Entrevistado en TVE, Robles sostiene que "los bancos europeos son mucho más fuertes" y explica que el SVB estaba muy centrado en empresas tecnológicas y médicas, con una exposición muy alta a la deuda soberana. Ante la retirada de fondos de sus clientes, ha entrado en pérdidas, una situación que descarta que se contagie a otras entidades del Viejo Continente, más allá del nerviosismo de los mercados que siguen la máxima "primero vende, luego pregunta".