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Atentos a Francia tras un fin de semana en el que se ha detenido a cerca de 1.800 personas en el marco de la crisis de los chalecos amarillos. La cuestión ahora es saber qué tipo de medidas pueden llegar a calmar el enfado de los franceses, cuyas protestas comenzaron por la subida de los precios de los carburantes. El malestar se generaliza. Este lunes el presidente galo, Emmanuel Macron, se reúne con patronal y sindicatos. Ya, por la tarde, habrá declaración desde el Palacio del Elíseo.

La presión crece sobre el presidente francés, Emmanuel Macron, tras otro sábado de protestas violentas en toda Francia con más de 2.000 detenidos y 136.000 manifestantes, según los últimos datos anunciados este domingo el Ministerio de Interior galo. El líder francés no ha comparecido, pero ha convocado a los agentes sociales a una cita este lunes. Él se dirigirá a la nación después de la reunión.

La presión crece sobre el presidente francés, Emmanuel Macron, tras otro sábado de protestas violentas en toda Francia, que se saldó con más de 2.000 detenidos y 136.000 manifestantes, según los últimos datos proporcionados por el Ministerio del Interior. Solo en París hubo 1.082 detenciones y resultaron heridas 96 personas, 10 de ellas agentes del orden, ha explicado a Efe una portavoz de la Prefectura de Policía.

El presidente francés, Emmanuel Macron, hablará por fin este lunes de la crisis de los chalecos amarillos. En la jornada de protestas del sábado, más de mil personas fueron detenidas en toda Francia. Pese a que el gran despliegue policial redujo la violencia y lo comercios y museos permanecieron cerrados, se produjeron saqueos y actos vandálicos con quema de coches en todo el país.

Las fuerzas del orden francesas han detenido durante este sábado al menos a 950 personas, de las cuales 508 permanecen bajo custodia policial, para impedir, con carácter preventivo, incidentes violentos por las convocatorias de protestas de los 'chalecos amarillos', según ha informado la Prefectura de la Policía. Una treintena de personas, tres de ellas policías, han resultado heridas en París, donde la policía ha utilizado gases lacrimógenos, cañones de agua y caballos para cargar contra los manifestantes, aunque con menor violencia que la pasada semana, cuando los concentrados quemaron 112 coches y asaltaron un gran número de tiendas en la que es la peor protesta vivida en París desde Mayo del 68.