Años de trabajo, en los noventa y principios de los dos mil, hubo de emplear el microbiólogo alicantino Francisco Martínez Mojica para encontrar una explicación al hallazgo que realizó durante su tesis doctoral.
Resultaba que muchas bacterias mostraban, en una pequeña región de su cromosoma, una secuencia de bases altamente intrigante. Tras mucha reflexión les dio nombre: "Secuencias palindrómicas cortas repetidas, agrupadas y distribuidas regularmente". Como el inglés es la lengua franca para la Ciencia, la expresión en esta lengua da lugar a acrónimo CRISPR.