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Las autoridades griegas siguen evacuando a los migrantes bloqueados en Idomeni, junto a la frontera con Macedonia. La mayoría son familas, con muchos niños, que ya no pueden soportar más las difíciles condiciones de superviviencia de este campamento improvisado. Según las cifras oficiales, más de 11.600 personas permanecían aún éste sábado en Idomeni. Algunos llevan allí desde principios de marzo, cuando las autoridades macedonias decidieron cerrar la frontera.

Las distintas organizaciones humanitarias sobre el masificado e improvisado campo de refugiados de Idomeni se reparten la atención sanitaria "en turnos de ocho o nueve horas". Así lo explica a TVE Miguel Ángel Ramón, de Médicos Sin Fronteras, que narra cuáles son los problemas más habituales de los refugiados: las infecciones respiratorias, la brutalidad policial cuando intentan traspasar de forma clandestina la frontera, heridas de guerra y traumas.

Los equipos de rescate llevan toda la noche recibiendo lanchas en la playa. En las últimas 24 horas, han llegado a las islas griegas otras mil personas procedentes de Turquía y con ellas se ha repetido la misma rutina: se raja la lancha, para que nunca más pueda utilizarse, se reparte comida y mantas en la playa y los recién llegados avisan de que ya están en suelo europeo.

Algún día Ibtisam tendrá que contarle a su pequeño que llegó al mundo en el segundo mayor campo de refugiados del planeta, el de Zaatari, en Jordania. Tendrá que contarle que no pudo nacer en su país, Siria, porque llevaba cinco años en guerra. Lo mismo tendrá que contarle Mohammad a su niña, Rima, el bebé número 5.000 que veía la luz en esta tierra de acogida. Mientras en el campo de refugiados de Idomeni, en Grecia, los niños utilizan el papel y los rotuladores de colores para plasmar la tragedia de los refugiados.