Siria atraviesa este miércoles una encrucijada en la que se juega gran parte de su futuro después de cinco años de guerra civil con la reanudación de las conversaciones de paz auspiciadas por Naciones Unidas en Ginebra, que coinciden con la celebración de elecciones legislativas en las zonas que controla el régimen de Bachar al Asad.
La falta de garantías no ha impedido que se abran los colegios electorales. En Damasco, donde estos días apenas se oyen bombas ni proyectiles, se respira ambiente electoral: según cuenta EFE, la capital siria está inundada con infinidad de carteles de los distintos candidatos, muchos de ellos jóvenes y mujeres, que conviven con el omnipresente Bachar al Asad. Las últimas elecciones legislativas, celebradas en mayo de 2012 ya bajo las bombas, le dieron a su partido, el Baaz, una holgada mayoría absoluta.