Tuly tiene una consulta psiquiátrica. Hasta hace muy poco era también militar en la reserva. Trata cada día a combatientes que vuelven del frente.
A sus 57 años y después de participar en muchas guerras, ha llegado a la misma conclusión y ha dicho basta junto con otros 129 militares y reservistas que han enviado una carta a Netanyahu desertando.
Insiste en que el país tiene que tener un Ejército fuerte y derecho a defenderse, pero que esta guerra no trata de eso.
Cree en la lucha, pero para alcanzar la paz y, en estos momentos, dice sentirse abandonado por su Gobierno.
Las pesadillas recurrentes que tiene recordando cómo demolían edificios en Gaza o echaban a la gente de sus casas nunca se irán. La única forma que ha encontrado de poner una tirita a esas heridas incurables es usar su experiencia para decir a todo el que le quiera escuchar que el círculo vicioso de la violencia en Israel tiene que detenerse.