Cuatro barcos, con casi un millar de inmigrantes a bordo, esperan en el Mediterráneo el permiso de Italia para poder trasladarles a un puerto seguro. Sin embargo, el Gobierno de la nueva primera ministra, Georgia Meloni, con una dura política migratoria, se lo ha negado. Solo ha dejado desembarcar a un grupo de mujeres embarazadas, niños, y personas vulnerables.
En estos momentos hay es un pulso entre el gobierno italiano, que considera que los inmigrantes son clandestinos, que viajan en naves extranjeras, y no tienen derecho a estar en sus aguas territoriales, y las ONG, que apelan a la ley internacional que exige un puerto seguro para los rescatados en el mar.
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