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Israel mantiene la intensidad de sus ataques sobre el Líbano, causando en el último año más de 2.300 muertos y de 11 mil heridos. Muchos de ellos sufren además graves quemaduras. En todo el país, solo hay un hospital especializado en tratarlas, el de Quetahui en Beirut, que está cada vez más desbordado. Los trabajadores cuentan que muchos pacientes vienen carbonizados, con quemaduras de cuarto grado que pueden conducir a la muerte.

Israel sigue bombardeando el Líbano con ataques aéreos en el sur y, de nuevo, en la capital. El de hoy ha sido el primer bombardeo sobre Beirut desde la semana pasada, y contradice al primer ministro interino del Líbano, quien aseguraba que Estados Unidos había convencido a Israel para que no bombardeara la capital. El resto de ataques se han concentrado en la ciudad de Nabatiyeh, donde Israel ha golpeado varios edificios, entre ellos el ayuntamiento, que celebraba en ese momento una reunión para abordar la situación de emergencia.

Como respuesta ante los repetidos ataques contra la población, el Gobierno libanés ha denunciado a Israel ante el Consejo de seguridad de la ONU, y exige a la organización que detenga la agresión israelí, que ya ha causado, en algo menos de cuatro semanas, más de 1.500 muertos. 

Por su parte, el Tribunal Supremo israelí ha pedido a Benjamín Netanyahu que informe antes del 11 de noviembre sobre si el bloqueo impuesto en la Franja impide a heridos y enfermos que salgan a recibir tratamiento. En la misma línea, Estados Unidos envió una carta al Gobierno israelí en la que le daba un mes para que permita la entrada de ayuda humanitaria en Gaza si quiere seguir recibiendo apoyo armamentístico.

Los vecinos de Aïtou están todavía bajo la conmoción del ataque israelí. Este martes, 24 horas después del bombardeo, aún hay desaparecidos y siguen encontrándose restos humanos bajo los escombros. Las bombas tiraron abajo una casa de cuatro plantas que una familia de desplazados procedente del sur había alquilado.

Entre los fallecidos hay 12 mujeres y dos niños pequeños. El número de víctimas mortales se eleva a 23, después de que esta misma mañana los equipos de Cruz Roja hayan encontrado el cuerpo de un menor de tres años.

Tras una escalada del conflicto sin precedentes, la población del Líbano siente que no hay ningún lugar seguro en el país donde resguardarse de las bombas israelíes.

Tras el reciente ataque de Hizbulá sobre la base israelí de Binyamina, toda la frontera entre Líbano e Israel se ha convertido en zona militar cerrada, donde prensa y civiles no pueden entrar por los movimientos militares y los bombardeos que han vaciado las ciudades aledañas. Solo algunos comercios quedan abiertos en Kiriat Shmona, una de las ciudades fronterizas más castigadas por los ataques de Hizbulá. Los pocos habitantes que quedan desean que la invasión del Líbano sirva para que el resto vuelva a sus hogares y sus negocios, y se quejan de que los soldados israelíes sean incapaces de evitar que los cohetes del grupo chií penetren en su territorio. De los 25.000 ciudadanos de Kiriat Shmona solo quedan unos 500. Una situación común en el norte de Israel, de donde han sido evacuadas unas 70.000 personas.

Maaysrah es un pequeño pueblo montañoso del norte de Líbano con impresionantes vistas al mar y rodeado de paisajes idílicos, con casas de vacaciones y restaurantes de fin de semana. La población es de mayoría chií, pero conviven, en paz, con familias cristianas. Hasta el lugar han acudido varias familias de libaneses huyendo de los bombardeos israelíes al sur del país. Algunos han perdido a sus allegados en los ataques contra la capital, Beirut, y las regiones aledañas. Sin embargo, las acciones de Tel Aviv ya no se concentran exclusivamente en los bastiones de Hizbulá. Ahora, incluso el norte es blanco de las bombas, donde varias viviendas han sido alcanzadas en múltiples ocasiones.

Al menos 16 cascos azules han necesitado asistencia sanitaria por los gases que Israel ha lanzado al interior de un cuartel de la FINUL. La misión de paz de la ONU en el Líbano denuncia que dos tanques israelíes han destruido la puerta principal y han entrado por la fuerza, de madrugada.

Israel tiene otra versión: reconoce que uno de sus tanques allanó una base de la FINUL y lanzó gases, pero lo hizo, dice, para ayudar a evacuar a soldados heridos por fuego enemigo.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha difundido un vídeo en el que apela directamente al Secretario General de la ONU para que retire las tropas de las áreas de combate inmediatamente.

Según el primer ministro israelí, si no se retiran, los cascos azules se convierten en "escudos humanos" de Hizbulá. El ministro de Exteriores israelí ha vuelto a declarar "persona non grata" a António Guterres, ya lo hizo la semana pasada. Ha recordado que tiene prohibido entrar en el país.

La tensión entre Israel y Naciones Unidas sigue subiendo después de tres días muy críticos, cuando otros cinco cascos azules han resultado heridos dentro sus instalaciones, en ataques atribuidos a Israel. Y el portavoz de la misión no cree que fuera por error, porque "es un Ejército bien preparado y sabe lo que hace".

La FINUL lleva en el sur del Líbano 46 años. En este tiempo la misión ha ido evolucionando y ahora aglutina a 10.000 efectivos de 50 países.

Foto: EUROPA PRESS

Así eran, hasta hace unas semanas, las fiestas nocturnas del Sky Bar, la discoteca más famosa de Líbano. Pero todo cambió con el estallido de la guerra. El sofisticado club cerró sus puertas y se reconvirtió en refugio temporal para quienes huyen de las bombas. Empezaron acogiendo a las familias de los empleados, pero ahora tienen evacuados de distintas zonas del país. 

Más de la mitad de estas familias desplazadas son niños, que ahora están sin casa y sin escuela. Los dueños del local reparten varias comidas al día y se encargan también de la limpieza. De momento, ya no tienen espacio para más desplazados 

En marzo de 1978, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió de urgencia tras la invasión de Israel del Líbano. Entonces nació la FINUL: la Fuerza Interina de las Naciones Unidas para el Líbano. Una misión de la ONU que entonces buscaba confirmar la retirada de las fuerzas israelíes, restaurar la seguridad y ayudar al Gobierno libanés a retomar el control en el sur, desde el río Litani a la llamada "línea azul" que separa los dos países. 

Con la FINUL sobre el terreno, Israel ha invadido el Líbano otras tres veces. En este tiempo, la misión ha evolucionado. Ha incluido, entre otras cosas, la asistencia humanitaria. Ahora la FINUL vive uno de sus momentos más críticos: ha sufrido varios ataques esta semana atribuidos a Israel. ¿Estos ataques son simples errores de cálculo? El portavoz de la misión responde: "¿Cómo puede ser un error? Es un Ejército muy bien preparado y sabe lo que hace". 

Con estos ataques más o menos deliberados, Israel trata de forzar a la FINUL para que se retire de sus posiciones a cinco kilómetros más al norte, algo que ha pedido el embajador israelí ante la ONU, pero que las Naciones Unidas no ha querido aceptar. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha afirmado este domingo que la negativa de Naciones Unidas de evacuar a sus soldados pone en peligro sus vidas y las de las tropas israelíes.

El general al frente de la misión es el español Aroldo Lázaro. Nuestro país se unió tras la guerra de 2006. Actualmente es el 7º con mayor presencia sobre el terreno en una misión que aglutina a 10.000 cascos azules de 50 países, en una de las zonas más calientes del planeta.

Foto: AFP

La misión de la ONU en Líbano denuncia un nuevo ataque contra su cuartel general que deja un herido, el quinto en solo tres días. Mientras en Gaza, el ejército israelí ordena evacuar el norte de la Franja, donde han muerto en los últimos ataques una veintena de personas. Los ataques se centran en Yabalia. Al sur de la Franja, en el campamento de refugiados de Jan Yunis tratan de olvidar la guerra por unas horas para celebrar el día del patrimonio palestino. En el Líbano, Israel también ha ordenado nuevas evacuaciones en el sur del país. Hay más de 1.200.000 desplazados.

Los combates entre el Ejército israelí y Hamás se han intensificado en el norte de Gaza. En el campo de refugiados de Yabalia hay decenas de fallecidos y heridos tras los últimos bombardeos. Muchas familias se ven obligadas a huir de nuevo. El Ejército israelí ha advertido de que atacará "cualquier vehículo" sospechoso de transportar a hombres armados, incluidas las ambulancias.

Y, en Líbano, continúa la ofensiva israelí que comenzó hace casi tres semanas, con ataques en el sur del país. Sigue aumentando el número de desplazados. También allí, esta mañana han ordenado más evacuaciones. Son ya más 1.200.000 las personas que en este país han tenido que dejar sus casas y sus vidas y no tienen dónde ir porque los refugios están saturados.

Foto: EFE/EPA