Puede que el hecho de ser mujer le restara eco mediático a su lucha, pero Maya Moore, siguiendo el ejemplo de Mohammed Alí o de Colin Capernick, dio uno de esos pasos que trascienden y dignifican. Y lo hizo estando en lo más alto. Una super estrella de la última década, número uno del draft, cuatro anillos, dos veces MVP y dos oros olímpicos.
Pero eso no le llenaba, y en 2019 dejo en shock a la liga: dejaba el baloncesto para luchar por la anulación del juicio que dos decadas antes condenó a 50 años de prisión a Jonathan Irons, entonces un pobre adolescente negro. A Maya su historia le impactó. El juicio, con un jurado exclusivamente blanco, estuvo lleno de irregularidades, sin pruebas concluyentes, sin testigos, sin pruebas de ADN.
Maya habló con abogados, grandes cadenas de televisión, le dio visibilidad al caso. Hasta que en julio, el juicio fue anulado, y Jonathan quedó libre