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La postura internacional es común: el conflicto en Libia debe acabar ya. La ONU ha pedido a Gadafi que cese la violencia y se haga a un lado para permitir la transición y la reconciliación entre los libios.

La OTAN asegura que mantendrá su misión militar hasta que se rindan todas las fuerzas del régimen.

El primer ministro británico, David Cameron, ha dicho que el coronel debe irse y que la prioridad ahora en Libia en garantizar la seguridad y el respeto a los derechos humanos.

Unas peticiones que coinciden con las de la Liga Árabe que ha mostrado su apoyo a los rebeldes.

Se acabó, decía Alain Juppe, el ministro de asuntos exteriores francés, que ha propuesto una reunión del grupo de contacto para la semana que viene en París.

En la misma línea, La Unión Europea y Estados Unidos, que coinciden en que el régimen de Gadafi se desmorona.

Mientras, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, sigue apoyando a Gadafi. Asegura que la OTAN, la UE y EEUU sólo buscan el petróleo libio.

La última aparición pública de Gadafi fue a mediados del pasado mes de junio. Con el avance de los rebeldes, sus intervenciones en la televisión estatal pasaron a ser mensajes telefónicos. El último de ellos, ayer mismo.

Durante las primeras horas de la toma de Trípoli la gran incógnita es dónde esta Gadafi. Se apunta que podría encontarse en Sirte, su región natal o escondido en algún Búnker de la capital.

Otra duda es cual será el futuro del dictador libio. El Consejo de Transición quiere que tanto él como su hijo Saif al Islam, ya en manos de los rebeldes, sean juzgados en Libia.

Sin embargo, ambos han sido reclamados por la Corte Penal Internacional por crímenes contra la humanidad. De hecho, el fiscal Moreno Ocampo ya negocia con los rebeldes la entrega de al Islam a La Haya.

Otros dos hijos de Gadafi han sido capturados por los rebeldes, que también han asaltado la casa de su hija Aisha.

Los rebeldes aseguran que tienen casi bajo control la capital libia, pero los combates contra las fuerzas leales a Gadafi han continuado durante todo el día. Paralelamente se desarrolla la labor diplomática, en la que el gobierno de transición ha solicitado a la OTAN que detenga los ataques y a sus partidarios que respeten la ley.

Durante todo el fin de semana, los personajes de Disney han acampado a sus anchas en una convención cerca de Los Ángeles. Allí han adelantado sus propuestas cinematográficas que inundarán las pantallas en los próximos meses.

  • El dictador libio no aparece en público desde el pasado 12 de junio
  • Algunos le sitúan en Venezuela; otros en un búnker en Trípoli
  • Los rebeldes aseguran que esperan capturarle con vida

El presidente Obama ha reiterado, a través de un comunicado, que Gadafi y su Gobierno deben irse para evitar que se derrame más sangre. Mientras, decenas de libios se concentraban frente a la Casa Blanca para celebrar la entrada de los rebeldes en Trípoli. La OTAN ya ha anunciado que mantendrá su misión militar en Libia hasta que se rindan todas las fuerzas leales al régimen. La jefa de la diplomacia, Katherine Ashton, ha asegurado que estamos viendo los últimos momentos de su régimen. David Cameron ha dicho que le gustaría ver a Gadafi responder por sus crímenes ante un juzgado.

La caída de Gadafi parece cuestión de horas, después de 40 años de dictadura. La mayor incógnita es saber dónde se encuentra el dictador sobre el que pesa una orden de captura internacional.