El bombardeo del consulado de Irán en Damasco de este lunes puede ser un paso en la escalada del conflicto. Seis misiles lanzados por un F-35 israelí mataron a 16 personas, incluidos siete oficiales de la Guardia Revolucionaria iraní, con un general de brigada a la cabeza.
Israel no asume explícitamente el ataque, aunque su ministro de Defensa ha dicho que actuará contra todos sus enemigos y el portavoz del Ejército alega que el consulado era en realidad una base militar.
La ONU ha recordado que todas las representaciones diplomáticas son inviolables, según el derecho internacional, aunque el Consejo de Seguridad no ha condenado el ataque por el veto de EE.UU., Reino Unido y Francia.
En Irán, la ira se manifiesta por ahora sólo en la calle. En Teherán ha habido honras a sus militares muertos y demostraciones de adhesión al Gobierno. Pero el líder supremo, el ayatolá Jamenei, no ha pasado de prometer venganza. Sí ha elevado el tono el jefe de la Guardia Revolucionaria ha elevado aún más el tono: ha dicho, literalmente, que "enterrarán al régimen sionista en Gaza".
"Haremos daño a quien nos haga daño", insiste el israelí Netanyahu. Para Tel Aviv, Irán es un enemigo por su apoyo a la milicia libanesa de Hezbollah y a Hamás en Gaza. El Gobierno hebreo ha puesto en alerta máxima a todas sus representaciones diplomáticas. Hoy han cerrado 28 embajadas.
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