Hace una década el pinchazo de las 'puntocom' parecía barruntar lo que vendría, pero los mercados solo olían el aroma de un crecimiento que parecía imparable.
Ya en agosto de 2007 las bolsas no pudieron esquivar un olor a podrido cuyo origen estaba en las hipotecas basura de Estados Unidos, concedidas a personas con pocos recursos y a intereses más altos de lo normal. Todo el mundo tenía un crédito para la casa pero, cuando empezaron los impagos, se generó un efecto dominó que desembocó en el colapso. Lehman Brothers, el cuarto mayor banco de inversión de Estados Unidos, quebró en septiembre de 2008. La crisis se trasladó a la industria y General Motors, símbolo del capitalismo norteamericano, fue nacionalizada en 2009.
El salto a Europa era cuestión de tiempo. Las autoridades monetarias bajaron el precio del dinero para intentar reanimar al enfermo. El aumentó del gasto público acabó afectando a la deuda de los países y hubo que acudir al rescate, primero de Grecia, en primavera de 2010, y luego de Irlanda y Portugal. A todo esto, las economías emergentes parecen haber esquivado mejor la parálisis mundial, pero las tensiones inflacionistas empiezan a ser importantes en economías como Brasil o China, lo que podría ser un freno al crecimiento en los próximos meses.
Los expertos anuncian más recesiones esta década antes de iniciar una fase de crecimiento sostenido.