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La secretaria de Estado de EE.UU. Hillary Clinton, ha dicho ante la ONU, en referencia a lo ocurrido en Afganistán que "muchos norteamericanos estamos conmocionados y entristecidos por la muerte este fin de semana de inocentes afganos. Este acto no refleja lo que somos y Estados Unidos se compromete a encontrar a los responsables".

En Afganistán, las tropas de Estados Unidos están en situación de alerta por posibles represalias después de la matanza de 16 civiles, entre ellos nueve niños. Hay un sargento estadounidense detenido aunque algunos testigos afirman que hubo más militares implicados. La tensión en las relaciones entre Estados Unidos y Afganistán ha alcanzado un punto crítico.

El movimiento talibán afgano ha prometido "vengar" la muerte de 16 civiles en Kandahar a manos de un soldado de EE.UU., ocurrida este domingo. Según el comunicado publicado en internet, y recogido por AFP y EFE, los talibanes garantizan "a los herederos de las víctimas que nos vengaremos de estos invasores y asesinos y castigaremos sus acciones bárbaras".

Los talibanes, que el domingo cifraron en 45 las víctimas mortales y aseguraron que la matanza fue perpetrada por varios soldados, han pedido a las "organizaciones de derechos humanos" que ayuden al pueblo afgano a poner fin a "estos crímenes".

"Si los autores de la masacre tenían un problema mental, esto supone una transgresión moral del Ejército de EEUU, porque está armando a lunáticos que disparan contra los afganos indefensos sin pensárselo dos veces", afirma la nota, siempre según las agencias internacionales.

La embajada de Estados Unidos en Kabul ha alertado a sus ciudadanos en un comunicado de que han aumentado los sentimientos anti-estadounidenses y de que se esperan protestas, especialmente en las provincias del sur.

Por su parte, el presidente de EE.UU., Barack Obama, ha llamado a su homólogo afgano, Hamid Karzai, para expresar sus condolencias por lo que las autoridades afganas consideran un acto "imperdonable".

En Estados Unidos, el debate sobre los cupones de comida, financiados por el estado, ha llegado a la campaña electoral. Los candidatos republicanos proponen anular o reducir drásticamente este sistema de subsidios que nació tras la crisis del 29 y del que se beneficia el 15% de la población estadounidense.