Noam Chomsky, uno de los grandes referentes intelectuales de Estados Unidos, está en Barcelona. Dice estar muy pesimista sobre el auge del populismo y califica de "dramática" la ausencia durante toda la campaña electoral estadounidense de un debate sobre los grandes retos de la primera potencia mundial.
CARLOS FRANGANILLO/ TVE.- El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, se presenta a los comisiones de EE.UU. como un independiente contrario a las élites y al 'establishment' del país. Su rival, la demócrata Hillary Clinton, es imagen de la política tradicional.
Las encuestas dicen que los resultados en EE.UU. van a estar muy ajustados y algunos destacan que en algunos estados siguen votando con anticuadas máquinas de papeletas perforadas, que cuentan con más de 50 años. Son los mismo aparatos que hace 16 años provocaron un terremoto electoral en Florida, y que llevaron a la presidencia a George Bush hijo.
Se calcula que hay unos 50.000 estadounidenses residiendo en España, muchos de ellos en el mundo de la empresa o estudiantes. Están siguiendo muy de cerca esta recta final de la campaña en su país.
Trescientos millones de armas siembran Estados Unidos de miles de muertos anuales por disparos, pero los partidarios de su uso las defienden a toda costa. Votantes de Trump pasean fusil de asalto al hombro para demostrar su convicción de que un estado más armado es un estado más seguro. Con el apoyo del a Asociación Nacional del Rifle, el candidato republicano juega fuerte esta baza y promete el nombramiento de jueces que protejan este derecho, la segunda enmienda.
Obama en Carolina del Norte, Bill Clinton en Colorado y su mujer, la candidata demócrata, lo da todo en Pennsilvania e intentará arrancar puntos en el dudoso estado swing, Ohio. Los hijos de Donald Trump se reparten entre Nuevo México, Michigan, Arizona, con su población de origen mexicano, mientras el patriarca se centra en New Hampshire, donde intentará romper el empate que predicen las encuestas.
Estados Unidos arde en campaña mientras los equipos de los candidatos agotan las últimas horas de combate electoral. Escándalos sexuales, investigaciones del FBI, trapos sucios y descalificaciones, pero también muchas promesas. Latinos y mujeres votarán con peso, y la masa de trabajadores blancos arruinados por la economía global también. Los dos candidatos más odiados en muchos años se enfrentan por el trono del mundo el 8 de noviembre.
A cinco días de las elecciones presidenciales, los candidatos demócrate y republicano apuran sus últimos días de campaña aupados en sus fieles, voto femenino y minorías hacia Hillary, trabajadores blancos de clase baja hacia Trump, y esquivando sus escándalos. La resucitada investigación de los corrreos electrónicos de Hillary Clinton ha sido una piedra inesperada en el camino de la demócrata hacia la casa Blanca. Trump, por su parte, arrastra el estigma de acosador sexual, que no atenúa con los contraataques y las excusas inocente juego masculino.
Las encuestas no otorgan una victoria clara a ninguno y la pugna de escándalo y fidelidad deja en la incertidumbre un resultado que en cualquier caso será histórico, por la condición femenina de una Hillary presidenta, o por el shock de un tiburón de los negocios, amigo de Putin, convertido en el amo del arsenal nuclear más poderoso del planeta.
El Museo de Arte Moderno de Nueva York, el MOMA, ha sorprendido a muchos al reconocer que ha limpiado algunos de sus cuadros con saliva humana, entre ellos varios Picasso. Algo que puede parecer extravagante pero que según nos han contado en el taller de restauración del Thyssen no es ninguna locura.
El voto negro podría ser una piedra de toque en estas elecciones, siempre y cuando los votantes lo ejerzan. Esta es la movilización que intenta activar una emisora de radio visitada por un equipo de TVE. También es uno de los objetivos del presidente saliente Barack Obama, que emplaza a los votantes de raza negra a votar a favor de la aspirante demócrata Hillary Clinton. El candidato republicano, Donald Trump, también ha invertido esfuerzos en alinearse con la población negra. Sin embargo, la fractura entre la población caucásica y las minorías no deja de ser ruidosamente visible. En Jackson, Mississipi, una iglesia frecuentada por feligreses de raza negra ha sido incendiada y luego señalada con una pintada que reza “vota Trump”. También The Crusader, un periódico defensor del Ku Klux Klan, ha pedido el voto para Trump defendiendo una América que “volverá a ser grande porque es blanca y cristiana”. Un proclama que el equipo del magnate ha rechazado de plano alegando que “no nos representan”.