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La Fundación Nao Victoria, entidad sin ánimo de lucro que construye y opera réplicas de barcos históricos, nos invita a navegar a bordo de su Galeón Andalucía, embajador de la cultura naval española. Miles de personas lo visitan cada año durante las escalas que hace en puertos de todo el mundo; los más apasionados pueden incluso formar parte de su tripulación, sea como voluntarios durante varios meses o en calidad de aprendices en travesías puntuales. Este navío de tres palos, siete velas y cincuenta metros de eslora mantiene viva la memoria de aquellas naves que, entre los siglos XVI y XVIII, revolucionaron el transporte y comercio internacional. La doctora en historia Guadalupe Fernández Morente, implicada en la construcción del galeón, nos ayuda a entender este colosal proyecto junto con María Esteban, responsable de comunicación de la Fundación Nao Victoria. A bordo de su buque insignia, botado en Punta Umbría en 2010, viajamos entre Castellón y Huelva; una experiencia de tres días que nos permite integrarnos en un universo de cabos, mástiles y telas al viento. En compañía del capitán Miguel Cuesta y del primer oficial Carlos Lorente, recorremos las distintas cubiertas de la embarcación. Comenzamos por la tolda o puente de mando; bajamos al combés, la zona noble y las dependencias de la marinería; buscamos las mejores vistas asomados al tajamar, encaramados en el castillo de proa o en la toldilla, a popa. En las entrañas de este gigante de madera visitamos la bodega y su cubierta de artillería, con cinco cañones por banda. De camino, vamos conociendo tripulantes como la contramaestre Alicia Pérez, la segunda oficial Verónica Peral o la marinera de puente Alba Baños. Nos integramos en la rutina de las guardias diurnas y nocturnas con Nacho Coya, Francesc Nou, Marcos Juan Crespo, Jim Elliot Moya Navamuel y Luis López Vázquez, alumnos de distintos estudios náuticos que desarrollan aquí sus prácticas de mar. Además, los voluntarios Antonio Toscano y José Miguel González comparten sus impresiones como integrantes de este peculiar equipo de navegantes románticos.

Europa experimentó el año pasado las inundaciones más extensas desde 2013, con casi un tercio de su red fluvial por encima del umbral de inundación, según el informe conjunto del Servicio de Cambio Climático de Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial sobre 2024. El documento estima que 413.000 personas se vieron afectadas por inundaciones en el continente, con al menos 335 muertos, en eventos catastróficos como la dana ocurrida a finales de octubre en Valencia, o la tormenta Boris de septiembre en Europa central.

El Informe del Estado del Clima en Europa 2024 pone de manifiesto un año más que este continente es el que está sufriendo un calentamiento más rápido, lo que le hace especialmente sensible a los efectos del cambio climático. El año pasado volvió a ser el más cálido registrado en Europa, con temperaturas récord en las regiones central, oriental y sudoriental. Las tormentas fueron frecuentemente severas y las inundaciones generalizadas. Además, se observó un marcado contraste climático entre el este y el oeste: extremadamente seco y cálido en el este, y cálido pero húmedo en el oeste. En este sentido, Europa occidental tuvo uno de los diez años más húmedos desde 1950.

  • El hallazgo es clave para conocer más sobre esta emblemática especie marina de aspecto terrorífico.
  • ¿Por qué es tan raro que ocurra? El equipo de la ONG Condrik explica para Aquí la Tierra este descubrimiento excepcional

Miranda y Plumbi son dos belugas ucranianas que fueron rescatadas del acuario NEMO en Járkov y acogidas por el Oceanogràfic de Valencia. Después de varios meses de atención especializada y un proceso de adaptación, ambas se han integrado con éxito y ya conviven con las dos belugas valencianas. José Miragall redactor de RNE Valencia, entrevista a Daniel García, director de operaciones zoológicas del Oceanogràfic, quien explica cómo ha sido el proceso de adaptación de estos animales acuáticos.

El faro romano de la Torre de Hércules, el más antiguo del mundo en funcionamiento, es una buena metáfora del carácter de esta ciudad. A Coruña se honra en afirmar que nadie en ella es forastero. Su luz lleva dos mil años guiando a atribulados marineros hasta la seguridad del puerto resguardado en su ría: los coruñeses saben recibir al viajero. En este caso es una navegante, la campeona olímpica de vela Sofía Toro, la encargada de mostrarnos el frente oceánico, completamente perfilado por el paseo marítimo más largo de Europa. Desde el mirador del Monte de San Pedro hacemos una foto de conjunto de la península rocosa donde se asienta la población antes de iniciar una gran caminata que nos permite descubrir tres playas urbanas (Riazor, Orzán y Matadero), además de los puertos deportivos y algunos museos científicos. En el Nacional de Ciencia y Tecnología (MUNCYT) nos espera la directora de su sede coruñesa, Marina Martínez. También hacemos parada en la casa museo de Emilia Pardo Bazán, donde Marilar Aleixandre, académica de la Real Academia Galega, nos invita a viajar a Marineda, alter ego de A Coruña en la obra de esta escritora naturalista. Por supuesto, subimos a la Torre de Hércules con su actual directora, Ana Santorun. Y después de echar un vistazo a las blancas galerías que cubren las fachadas que dan al puerto –lo que justifica el sobrenombre de La Ciudad de Cristal– accedemos a la Plaza de María Pita, corazón de la ciudad vieja. Callejeamos por ella en compañía de dos guías locales: Chus Vidal y Marga Parada. Tras conocer el costado modernista del ensanche urbano y los Jardines de Méndez Núñez, terminamos nuestro recorrido en el mercado de la Plaza de Lugo, donde podemos comprar producto fresco de proximidad. Los pescados y mariscos vienen directos de la Lonja de A Coruña, una de las más importantes del continente; la visitamos con su presidente, Juan Carlos Corrás.

Estos moluscos bivalvos pueden superar el metro de longitud. Son capaces de reincorporarse cuando la corriente o algún barco les tumba, pero no son buenos nadadores. Tampoco producen perlas. Viven en praderas de posidonia y en nuestro país podemos encontrarlas en la región de Murcia, concretamente en el Mar Menor.

Jardines submarinos. Una start-up de Barcelona se ha especializado en una actividad muy poco conocida: la creación de jardines submarinos. Combinando la investigación científica con un modelo empresarial innovador, Underwater Gardens desarrolla estrategias de acción para la restauración, conservación y regeneración de ecosistemas marinos degradados.