Enlaces accesibilidad
arriba Ir arriba

Los Trípticos del Museo del Prado esconden un secreto: cuando visitamos el Museo, los vemos abiertos, pero fueron pintados para estar cerrados y esas portadas permanecen ocultas a los ojos del espectador. Una exposición de fotografías en el Museo nos permite verlas ahora tal y como fueron concebidas

Hace 2 años que el gobierno egipcio anunció el cierre al turismo de la tumba de Tutankamón para poder preservarla. Pero cuando eso suceda podrá visitarse una réplica exacta construida por una empresa española. Los detalles son ceros y unos, el margen de error es mínimo. El gobierno egipcio, que va a instalar la réplica en el Valle de los Reyes, anunció hace dos años que cerrará la auténtica. Cada día miles de turistas rozan las paredes, sudan, respiran y dañan el arte. La cuestión es si se sentirá lo mismo al visitar la copia.

Una mancha en la que apenas se distinguían formas y colores. Así llegó el lienzo al taller de restauración. Un esfuerzo que para el Prado no merecía la pena, salvo que ocultara a un gran pintor.Y no un "anónimo madrileño", quizás copia de un Tiziano perdido, sino un original. Uno que, además, ayudaba a entender mejor cómo pintaba el maestro veneciano.

Ser el más cotizado del siglo XVI significaba que tras cada cuadro, alguien pediría una copia. Tiziano se adelantaba al encargo; calcaba la composición en un nuevo soporte y la guardaba en el taller.Tiziano adaptaba el cuadro al destinatario sin modificar sustancialmente la base. Y eso explica que la radiografía de un cuadro saque a la luz la obra anterior.

Entre las tres copias que hizo de San Juan Baustista pasaron 35 años. Esta es la primera, que se conserva en Venecia; esta, la última, guardada en El Escorial. Entre ambas, menos dibujo, y una pincelada más deshecha... Y también el cuadro del Prado, que Tiziano debió pintar hacia 1555. Y que, como dicen aquí, más que restaurado ha sido...resucitado.

En París, ropa y pintura se miran de igual a igual en una exposición, para la que el Museo de la Moda de la ciudad ha recuperado y restaurado modelos de hace más de un siglo. El objetivo, demostrar que los impresionistas y su revolución pictórica no se limitó a los paisajes.

Se cumplen 500 años desde que el genio Miguel Ángel se bajó de aquel aparataje y pudo mirar hacía arriba y ver la eternidad. Hoy en un cumpleaños tan especial se debate sobre si se deben restringir las visitas a la capilla Sixtina, establecer un cupo, la última restauración fue en 1994 y ahora se estudia cambiar el sistema de ventilación y control de humedad para intentar seguir absorbiendo los 5 millones de visitantes cada año.

La obra más intima y póetica de Joaquin Sorolla vuelve a su casa en el centro de Madrid. Son 54 oleos de jardines y patios que realizó en los últimos años de su vida, y que, después de pasar una temporarada en Italia y la Alhambra de Granada, regresan a uno de los lugares que los inspiró.

Este es el Infante Don Luis, hermano menor de Carlos III. Estaba destinado desde niño a altos cargos en la iglesia pero cuando renunció y surgió la posibilidad de que él o sus hijos aspiraran al trono, la Corte decidió casarle con una mujer de la baja nobleza y así impedir su acceso a la corona. Era un personaje culto refinado, estaba rodeado de artistas. Entre esos artistas Goya, al que encarga este retrato de familia, con 14 personajes, músicos, preceptores, un cuadro pintado 15 años antes de la familia de Carlos IV y que habitualmente esta en Italia. Ahora lo podemos ver al lado de una obra inglesa que inspiró al español. Pinta también a los hijos de Don Luis en distintas etapas de su vida, este niño será infante cardenal, esta pequeña se convertirá en la condesa de chinchón, la mujer de godoy al que vemos aquí retratado de joven. Entradilla además de pintura la exposición se completa con la recreación del gabinete del infante don luis y con una habitación de su palacio en el exilio de arenas de san pedro, aquí podemos ver su interés por la música o por las ciencias naturales. En el más puro estilo de la ilustración Don Luis llenó su exilio de arte y cultura con la que curar quizás el resquemor por haber sido apartado de la corte.

El ya famoso Ecce Homo de la localidad zaragozana de Borja lo es cada vez más. Su popularidad ha cruzado fronteras y ha llegado hasta Estados Unidos. Allí han reinterpretado la imagen restaurada al más puro estilo americano.