Este año, la fiesta que conmemora el fin de la esclavitud en EEUU ha tenido una incidencia muy especial. Coincide con la cuarta semana consecutiva de protestas contra el racismo. Las marchas y concentraciones han tenido un aire festivo y a la vez reivindicativo, en recuerdo a la muerte de George Floyd.
Los activistas han pedido que la celebración del fin de la esclavitud se convierta en una fiesta tan importante como el 4 de julio. Han vuelto a rodar estatuas de hombres que defendieron la esclavitud y de líderes confederados. En algunos casos, los alborotadores no se conformaron con derribarlas. En Washington, prendieron fuego a la efigie de un general sudista y en Carolina del Norte hasta simularon un ahorcamiento.
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