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Las Fuerzas de Siria Democrática (FSD) han anunciado que han recuperado el control “total” de la cárcel de Geweran tras el ataque yihadista. La alianza armada, liderada por kurdos, anunció en un comunicado que el Estado Islámico se había rendido. Sin embargo, no se descarta que haya terroristas escondidos en las instalaciones.

Este motín ha planteado dudas sobre la amenaza potencial que aún representa el Estado Islámico en la región. Es por ello que el primer ministro iraquí, Mustafaal-Kadhimi, ha visitado la frontera con Siria para inspeccionar las medidas de seguridad y reunirse con altos mandos militares. El alzamiento se ha saldado con más de 200 personas.

Viajamos a Francia para hablar de la huelga del sector educativo en protesta por los protocolos del gobierno de Macron para el regreso a las aulas. Repasamos lo que ha dado de sí la reunión de ministros de Exteriores y Defensa de la UE en torno a la tensión con Rusia. Entrevistamos a Jordi Armadans, director de Fundipau, encargada de traducir el anuario del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo sobre el gasto militar a nivel mundial, la producción y las transferencias internacionales de armas. También charlamos con Amnistía Internacional sobre el asesinato de tres ambientalistas en Brasil, y nos fijamos en la condena a cadena perpetua en Alemania contra un oficial sirio acusado de torturas.

En Estados Unidos, una investigación periodística ha sacado a la luz un bombardeo contra mujeres y niños en Siria en 2019, cuando estaban buscando yihadistas. No es la primera vez que el ejército estadounidense silencia un error, hasta que la prensa lo hace público y termina reconociéndolo.

Después de cinco años de bombardeos contra el autodenominado Estado Islámico, los terroristas estaban acorralados en una franja de tierra. El 18 de marzo un avión estadounidense peinaba la zona en su busca. Lo que divisó fue una multitud de mujeres y niños. Un dron lanzó una bomba sobre ellos y más tarde lanzó más.

En el centro de operaciones de Catar, algunos militares estadounidenses lo veían en directo, incrédulos. ¿Qué hemos hecho? Decía uno. Hemos bombardeado 50 mujeres y niños, respondía otro.

Son los testimonios que ha recabado el diario New York Times. Un oficial pidió una investigación, alertó de que podía ser un crimen de guerra, pero la investigación nunca tuvo lugar. Los mandos militares no reconocieron el ataque hasta ahora, cuando el periódico lo ha destapado. Declaran que hubo 80 muertos, sin embargo, que es difícil distinguir a los terroristas de los civiles.

Estados Unidos prometió informar de las muertes de civiles en sus ataques con dron. En 2019 lanzaron casi 1.000 bombardeos en Siria e Irak. En total cuentan 22 civiles muertos, aunque el ataque del 18 de marzo no aparece.

En el último ataque con dron en Afganistán murieron diez personas de una familia, siete niños. El ejército pidió perdón, no obstante concluyó que no hubo negligencias y no impuso castigos.

Foto: EFE/EPA/STRINGER.

En Líbano la situación es crítica. A los problemas económicos y sociales del país se suma el hecho de que prácticamente una cuarta parte de su población son refugiados sirios: más de un millón viven en el país en condiciones desesperadas. Según un informe de ACNUR y UNICEF, nueve de cada diez sufren la pobreza extrema.

Una situación que se ha deteriorado en los últimos meses debido a la peor crisis de las últimas décadas. La gran mayoría se ven obligados a hacer lo que sea para sobrevivir: mendigar, pedir dinero prestado, no enviar a sus hijos al colegio. Las familias han recortado sus raciones de comida porque los precios se han disparado: los de los alimentos, más de un 400%. El 30% de los niños no ha ido nunca a la escuela y una de cada cinco niñas entre 15 y 19 años está casada. Su única alternativa es volver a Siria, un país en guerra.

Informa María Gámez, corresponsal en Jerusalén.

Dalal tiene apenas dos años, pero ya ha experimentado la crudeza de la guerra en su propia piel. Esta niña siria sobrevivió a un incendio que tuvo lugar a principios de año en el campo de refugiados en el que vivía junto a su familia.

Las severas quemaduras en su cuerpo y los graves daños en sus pulmones y garganta pronosticaban un final trágico para ella. Finalmente, los fondos recaudados por un grupo de donantes privados junto a algunas organizaciones benéficas le han brindado una segunda oportunidad.

Sus manos tuvieron que ser amputadas. Ha perdido los párpados, la nariz, las orejas y los labios. Su hermana mayor, Yasmin, falleció mientras trataba de protegerla del fuego. Ahora, esta familia siria golpeada por la tragedia recibe su primera buena noticia en mucho tiempo: después de seis meses, ha podido reencontrarse con la pequeña en Turquía, donde ha sido sometida a varias operaciones.

A Dalal le esperan años de tratamientos y recuperación. Una víctima más del conflicto sirio, que ha matado a casi medio millón de personas y ha desplazado a la mitad de los 23 millones de habitantes del país.

Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos han bombardeado en la madrugada de este lunes a milicias apoyadas por Irán en zonas fronterizas entre Siria e Irak. Siria ha informado de la muerte de un menor a consecuencia de los ataques y las propias milicias han reconocido bajas, sin precisar su número.

Según el Pentágono, el presidente Joe Biden ha ordenado que las fuerzas estadounidenses lleven a cabo bombardeos "de precisión" de carácter defensivo contra instalaciones de grupos armados respaldados por Teherán.

Los ataques aéreos se han dirigido hacia centros de almacenamiento de armas y de operaciones, dos de ellos en Siria y uno en Irak. EE.UU. acusa a esas milicias, entre ellas las iraquíes Kataeb Hizbulá y Kataeb Said al Shuhadá, de lanzar ataques con drones contra posiciones y soldados estadounidenses en Irak.

Foto: miembros de una milicia iraquí apoyada por Irán. Foto: AHMAD AL-RUBAYE / AFP

Siria celebra este miércoles elecciones presidenciales, con el presidente Bachar Al Asad prácticamente sin oposición. Lleva más de veinte años en el poder, la mitad en guerra. Estas elecciones se celebran con requisitos muy restrictivos: solo se celebran en las zonas bajo control del régimen, es decir, dos terceras partes del país. No podrán votar los que viven en zona bajo control kurdo ni los que están en la provincia Idlib, el último bastión rebelde. Tampoco los millones de refugiados ni los desplazados forzosos, que no tienen asignados centros de votación por el Gobierno. La Unión Europea y Estados Unidos no las reconocen, las consideran un simulacro.