Más de 40.000 extranjeros permanecen detenidos en los campos de refugiados de Siria, acusados de tener vínculos con el Estado Islámico. El 65% son menores de 16 años que llegaron allí con sus padres. Más de 6.000 han sido repatriados desde 2019. Las organizaciones internacionales avisan de los riesgos que corren en esos espacios en los que sobreviven en condiciones “deplorables” y en los que cada día mueren a causa de enfermedades tratables, atropellados por camiones cisterna o debido a los incendios en las tiendas de campaña. Informa Laura Alonso, corresponsal en Oriente Próximo.
La coordinadora de Médicos Sin Fronteras en España, Raquel González, afirma que, bajo la bandera de la lucha global contra el Estado Islámico, estos campos se han convertido en "cárceles a cielo abierto" y advierte de las "condiciones inhumanas y muy violentas" en las que se encuentran. Por ello, su ONG solicita a los "países que forman la Coalición Global Contal el Estado Islámico que incrementen los esfuerzos para identificar soluciones políticas que pongan fin a esta detención arbitraria" e insta a acelerar las repatriaciones.