A pesar de los últimos rescates, las posibilidades de sacar a alguien con vida son muy remotas casi una semana después de los terremotos en Turquía y Siria. Ya se han contabilizado más de 30.000 fallecidos. Muchas de las labores de rescate han sido suspendidas por lo que las autoridades turcas han pedido a algunos rescatistas internacionales que abandonen el país. Los equipos de rescate creen que se van demasiado pronto.
Foto: Un hombre mira entre los escombros de un edificio derrumbado en la ciudad turca de Kahramanmaras (EFE/EPA/JOAO RELVAS)
Seis días después siguen encontrando supervivientes, pero son muchos más los cuerpos sin vida que encuentran bajo los escombros. En algunas regiones ya han empezado los trabajos de limpieza con maquinaria pesada. Algunos equipos de rescate de ONG españolas han recibido notificación de las autoridades turcas para que abandonen las labores de búsqueda. También efectivos de Alemania y de otras nacionalidades. La Unidad Militar de Emergencias (UME) se irá la próxima semana. Las pocas esperanzas de rescatar supervivientes habrían motivado esta decisión del Gobierno de Turquía de no mantener la ayuda internacional.
Gritos de alegría e incredulidad en Hatay, Turquia, tras el rescate de un bebé de tan solo dos meses de vida que ha sobrevivido tran pasar 128 horas bajo los escombros. Hedil, de 16 años, esboza una tímida sonrisa a sus recastadores en Kahramanmaras despues de 134 horas sepultada. Seis días han estado bajo los muros de su casa Segul, de 5 años, y su padre hasta ser rescatados. Cuando los liberan, el hombre le dice a los rescatistas que hace dos días dejó de escuchar las voces de otras dos personas sepultadas con ellos y que cree que su mujer tampoco ha sobrevivido. Pero no son los únicos. En las últimas horas, más de 70 personas han sido rescatadas con vida.
Foto: Los equipos de rescate cargan con una persona rescatada bajo los escombros en Adiyaman, Turquía (AP Photo/Emrah Gurel)
En Siria, el terremoto ha dejado más de 3.500 muertos y, según la ONU, once millones de personas afectadas. El país está desbordado por los trabajos de rescate, ya que cuenta con pocos medios y escasa ayuda internacional.
El campo de fútbol ha sido reconvertido en un hospital de campaña. Cada día llega un millar de personas. Cinco médicos atienden a 250 pacientes diarios con ayuda de los equipos de enfermería. Seis días después de los terremotos, los sanitarios aún presencian escenas milagrosas, como una cesárea que le fue practicada a una mujer que rescataron de debajo de los escombros. Ella falleció pero el bebé se encuentra en buenas condiciones. La mayoría llega con traumatismos.
Cientos de ciudadanos han acudido estos días a la Embajada turca en Madrid para dejar ayuda humanitaria tras el terremoto sufrido tanto Turquía como la vecina Siria. Desde la institución aseguran que están desbordados y siguen clasificando paquetes, por lo que han cerrado momentáneamente la recepción de donación de productos. Entre los materiales prioritarios han descatado los sacos de dormir, tiendas de campañana, calentadores y mantas para hacer frente a las bajas temperaturas que asolan las zonas afectadas, así como sanitarios portátiles. Foto: REUTERS/Irakli Gedenidze.
Los equipos de rescate han hallado con vida a varias personas seis días después de los terremotos en Turquía y Siria, que ha dejado más de 25.000 muertos y decenas de miles de evacuados. Uno de los últimos rescates ha sido el de un joven de 16 años bajo los escombros de un edificio y el de un niño de 7 años, que ha sido localizado por los Infantes de la Marina española. En total 67 personas han sido resctadas en las ultimas horas en Turquía, pero cada minuto que pasa la posibilidad de encontrar a alguien con vida tras más de 144 horas sepultado es más difícil. Foto: AP Photo/Hussein Malla.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha mostrado este sábado su satisfacción tras el rescate por parte de infantes de Marina españoles de un niño de siete años entre los escombros de un edificio derruido en Iskenderum, Turquía. "Dentro del terrible drama que se está viviendo, es una llamada a la esperanza, a creer en los milagros", ha asegurado en una entrevista en el Canal 24 Horas.
FOTO: La ministra de Defensa, Margarita Robles. Marta Fernández / Europa Press
La ola de terremotos del 6 de febrero, con epicentro en Turquía, han afectado a Siria, un país dividido tras casi 12 años de guerra. El seísmo ha golpeado tanto a ciudades controladas por el Gobierno (Alepo, Latakia, Hama y Tartús) como al noroeste del país, último bastión rebelde y dónde la mayoría de la población son desplazados internos.
Según los Cascos Blancos, los rescatistas de la zona opositora, la situación "es catastrófica" porque no está llegando la ayuda necesaria. El único paso fronterizo abierto es el de Bab al-Hawa, pero se encuentra muy dañado por el seísmo.
En los territorios que controla el Gobierno de Damasco la situación tampoco es mejor. No hay recursos suficientes para sacar a las personas de entre los escombros y la escasez de medicamentos y suministros básicos se ha agudizado desde el terremoto. Además, lassanciones internacionales impuestas por Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea dificultan que la ayuda llegue al país y que los sirios que viven en el extranjero puedan enviar dinero a sus familias.
A todo esto se suma, el temor a que la poca ayuda internacional que llegue no sea repartida de forma adecuada y a la población que realmente la necesita.
Tras los terremotos que han asolado Siria y Turquía, han sido muchos los comercios que han abierto sus puertas para hacer de refugio a las víctimas de la tragedia. A través de los grandes ventanales, no parece que muy cerca de estos modernos comercios que acogen a los afectados haya manzanas devastadas y centenares de muertos y desaparecidos.
Kubra, universitaria, dice que ha perdido la noción del tiempo desde que le abrieron las puertas hace cuatro días. Uno de los camareros en ese momento era Mehmet. Cuenta que pasó 48 horas sin dormir atendiendo a la gente que llegaba.
La OMS ha alertado sobre el aumento de casos de cólera en todo el mundo. Se contrae al ingerir alimentos o agua contaminada. Su aparición está íntimamente ligada al nivel de pobreza e inestabilidad de un país.
En este sentido, Siria es uno de los países que más preocupan, más aún tras el terremoto que ha afectado al norte del país.