El juicio que se inicia este lunes contra el ultraderechista Anders Behring Breivik por los atentados del pasado 22 de julio, en los que murieron 77 personas, enfrentará a Noruega de nuevo y durante 10 semanas con la mayor tragedia nacional en las últimas décadas.
Este país que encabeza el índice de desarrollo humano de la ONU y tenía en los últimos años 30 asesinatos anuales de media revivirá el drama surgido cuando Breivik hizo explotar un coche bomba en el complejo gubernamental de Oslo y luego perpetró una matanza en el campamento de las Juventudes Laboristas en la isla de Utoya.
El objetivo del proceso, del que no existen precedentes en la historia noruega, será reconstruir los hechos para tratar de determinar no la culpabilidad de Breivik, que nunca ha negado ser el autor de los atentados, sino si es o no penalmente responsable.
El primer informe psiquiátrico determinó que padece esquizofrenia paranoide y que se encontraba en estado psicótico cuando realizó los atentados, por lo que según las leyes noruegas no puede ir a la cárcel, sino que deberá ser ingresado en un psiquiátrico.